martes, 13 de octubre de 2015

Mi abuela posee una montaña de cobre y me fascina un jinete ciclista (11-12 octubre 2015)

1 Estamos en Ordal, el pueblo de mis abuelos maternos. En un ambiente familiar relajado y distendido, mi hermana Cristina pregunta a mi madre si mi abuela "es muy rica" o "si es tan rica como dicen". Mi madre responde con un amplio "sííí...", enfatizando su afirmación y pensando cómo argumentarlo. Nos explica que, por ejemplo, toda la montaña de Montjuïc, en Barcelona, es de su propiedad, hasta el punto de que la ha revestido enteramente de un metal reluciente, que parece zinc o cobre, tal como se nos aparece ahora. Mi abuela parece ajena a nuestros comentarios, está abstraída y olvidadiza. Tras el sueño, pienso que quizá he puesto a mi abuela en el lugar simbólico de mi bisuabuela -su madre-, de quien sí conocíamos sus orígenes burgueses y acomodados.

2 Aún en Ordal, me llaman para ir a comer pero me hago el remolón. Estoy fascinado con la imagen de cierto ciclista, uno o varios, que va repitiendo la escena de bajar una pendiente en el camino de bosque que se comunica con la puerta trasera de la finca. Este simbólico jinete a menudo va acompañado de atractivas muchachas, sentadas con él, e imagino que este hombre seductor y aéreo puedo ser yo. Finalmente salgo de mi estado absorto y subo a casa para comer. Voy a toda prisa, literalmente volando, cojo un vaso pero me doy cuenta que está hecho de un níquel rudo y puntiagudo. Además, el vaso está muy sucio, repleto de restos de comida, y es casi imposible de lavar, así que pregunto a mi abuela dónde están los vasos de cristal normales (le pido un 'vas', tal como ella lo dice en catalán, no un 'got'). Una vez en la mesa compruebo que todos ya han acabado, y mi madre me regaña severamente, ante la mirada algo distraída de mi abuelo Eudald.


Mi madre estampa el coche contra el gato de Botero (mediados octubre 2015)

Mi padre abandona el coche momentáneamente pero olvida apagar el motor y mi madre, que no sabe conducir, intenta tomar las riendas. La veo algo inconsciente, con una euforia peligrosa y despreocupada. Va llevando el coche caóticamente, dando tumbos e introduciéndose por lugares extraños, hasta que choca violentamente con la estatua broncínea del gato de Botero, el gordo felino que se yergue en la Rambla del Raval de Barcelona. Curiosamente no hay destrozos, sino que ambos objetos en colisión, coche y estatua, quedan tumbados y abollados. Mi padre acude, alarmado, para ver qué ha ocurrido, y reprende a mi madre por su conducta.

Una rata sale del lavavajillas; el Camp Nou arrasado en un planeta fantasmal (principios octubre 2015)

1 Estoy en mi casa con Laura y, de pronto, una rata sale corriendo por una ranura inferior del lavavajillas (que tenemos desde hace poco, ocupando el antiguo espacio de las basuras). La rata es grande y muy achatada, corretea nerviosa. Me sobresalto por mi gran fobia a estos animales, y voceo teatralmente, digo a Laura que no puedo controlarme. Ella parece algo más serenada e incluso intenta poner algo de humor.

2 Contemplo un planeta fantasmal, postapocalíptico, a vista de pájaro y bajo un gran manto de oscuridad cósmica. En él sólo se destaca, en medio del páramo, la diminuta imagen del Camp Nou, todavía con los brillos azulgranas de las gradas, pero totalmente arrasado, aplastado, como si hubiera recibido el impacto de una colosal bomba química. Me perturba profundamente el pensar cuántos miles de personas habrán muerto en la catástrofe, e intento recordar si algún allegado o familiar se encontraba allí. Nota: la imagen del Camp Nou derruido, en un gran plano cenital, se puede ver estos días en la promoción de la película 'Segon origen', aunque en el sueño no establezco conexión alguna con estos hechos.


Pellejo ensangrentado de perro flotando (principios octubre 2015)

Por algún motivo, soy responsable o estoy obligado a tender al sol y manipular un pellejo de perro muerto, estirado y dilatado como una alfombra. Cada día tengo que extraer y manejar un pellejo nuevo, como si trabajase en un matadero. Estoy en casa de mis padres, asomado al gran ventanal de la galería del comedor, cuando me doy cuenta que el pellejo que está bajo mi responsabilidad ha quedado flotando y ensangrentado, a la deriva, debido a una rara inundación sobre las terrazas del vecindario, convertidas en algo parecido a un canal de riego. Me alarma ser acusado de contaminar las aguas con mi sucia y sórdida actividad, mantenida hasta entonces con cierto secretismo. Pienso a toda prisa como frenarlo o evitarlo.

Estudio inglés con adolescentes, hago un estropicio quitando la mesa (finales septiembre 2015)

Varios sueños de regresión a la adolescencia.

Vuelvo a estudiar inglés en el instituto, ya que la asignatura todavía me ha quedado pendiente. Debo compartir aula con un grupo de adolescentes ruidosos y desconcentrados con los que no siento la más mínima empatía. Voy con el tiempo justo, llego tarde a todas partes. Pienso que sería de lo más útil poder escuchar al profesor con auriculares, tranquilamente.

Provoco un gran estropicio mientras quito la mesa en casa de mis padres (aún viviendo con ellos), apresurado por querer ir a cierto lugar. Temo una gran bronca de mi padre, pero finalmente se lo toma con cierta calma.

Bajando en coche por las escaleras (principios septiembre 2015)

Mi hermano mayor Ismael me lleva en coche a algún lugar adonde debo ir, por motivos de trabajo o estudios. El trayecto es caótico: para acortar tiempo, descendemos con el vehículo por una larga escalinata de caracol, en el interior de una torre. Temo que mi hermano pierda el control del coche, pero finalmente llegamos a tierra firme.

El hombre-león devorador (mediados agosto 2015)

Diviso a lo lejos una gran agitación. Intentan apresar a un hombre-león, con cuerpo de animal y rostro humano. Esta extraña criatura, con un nombre propio que empieza por Z y que no consigo recordar, ha estado devorando a pequeños animalejos y quizá a personas. La escena me perturba y me asusta.