martes, 28 de julio de 2009

El avión-serpiente-tiburón (26-27 julio 2009)


Salgo de casa y me encuentro con Lilí, amiga de la familia. Viene de ver una película proyectada al aire libre que le ha encantado y me pregunta si la van a dar en otros sitios, porque tiene ganas de volver a verla. "Ya lo preguntaré en el ayuntamiento", le respondo. Primero pienso en enviar una carta al consistorio para que me den los horarios de las proyecciones, pero mi madre me convence para que vayamos en persona y lo preguntemos. Así que me pongo en marcha con mi madre hasta llegar a un lugar inconcreto, parecido a la Plaça de Espanya de Barcelona.

Vamos en coche o en autobús y, de repente, vemos un enorme avión haciendo un aterrizaje de emergencia detrás nuestro, a muy pocos metros. Al principio, el avión mantiene el control, pero enseguida empieza a hacer eses e incluso ¡a ondularse como una serpiente!, blando y biológico, intentado conservar el equilibrio. Finalmente cae de lado y se estrella.

Nos vamos asustados del lugar de los hechos, pensando que habrá sido una catástrofe. Unas horas más tarde, vuelvo al escenario del accidente y veo algunos compañeros de trabajo como Marta P., que están cubriendo la noticia. Se les ve fríos y desapasionados. Pregunto si ha habido muchos muertos, pero responden, para mi sorpresa, que solamente hay una víctima. Observo la calzada y veo los restos del avión: la cabeza del aparato ha quedado marcada en el suelo, como una huella, en forma de cara de tiburón, con las fauces abiertas y llenas de colmillos.


ACERCA DE ESTE SUEÑO

Por: Doctor Kieslowsky

Querido Joan Pau:

He estado reflexionando a propósito de a) su referencia al "avión biológico", puesto que en mi consulta de Gdansk no han sido pocos los pacientes que me han hablado de coches animados o transatlánticos que se zambullen en el Báltico cual ballenas formidables -actualizando el mito bíblico de Jonás, luego popularizado en los siglos XIX-XX por el relato de Pinocho; ver mi obra Las ballenas en el mundo onírico, Kopernik 2001-.

Sin embargo, no hay aquí un terror claustrofóbico por verse atrapado en las entrañas de la bestia, sino más bien y en puridad b ) un terror escópico: el onironauta se estremece por presenciar la desgracia ajena, por ser testigo en primera línea de la hecatombe. Cabe destacar aquí que el onironauta tiene una verdadera pulsión o pasión por mirar, aunque sea una catástrofe (ver el sueño en el que maneja los mandos para ver una y otra vez la escena de cómo se estrella un avión, ficcionalizando el suceso).

Y no podemos olvidar el tercer aspecto importante: c) la banalidad de la catástrofe, ya que existe una falla, un hiato, una profunda falta de correspondencia entre el horror visto por el onironauta y la posterior recepción social de los hechos, que en este caso se traduce en la clásica dualidad entre realidad y noticia. En definitiva, el onironauta se siente depositario de miedos ultra-subjetivos
-para muestra, esa cabeza rota del avión con rasgos de tiburón, condensación icónica de fobias-, y percibe la realidad de forma exageradamente intensa y gravosa, como una cámara activada para el contraste y la saturación de los colores.

Para este verano le receto Objetivina (tomar 1 cápsula cada vez que haya un desacuerdo con la realidad) y algún somnífero potente, como las obras completas de Hegel o, según me sugieren mis colegas de España, el reciente Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio (La Esfera de los Libros 2008) de Jaime Peñafiel.

Dr. Andrzej Kieslowsky
Calle Starowiejska 16 2º piso
00-459 Gdansk
Tel. +48 58 349 12 48 Fax +48 58 349 20 74

E-mail akieslo@hotmail.com

RESPUESTAS

Por Joan Pau Inarejos

Estimado Kieslowsky:

Le agradezco sus siempre sabios y comedidos comentarios. Aún no he tenido tiempo de leer ninguna de sus obras, pero este verano intentaré hacer las primeras lecturas. Veo que ha citado los relatos de náufragos que se convierten en prisioneros después de ser engullidos por ballenas, como le ocurrió al profeta Jonás o al apátrida Pinocho: en un caso por castigo divino, en el otro por ausencia del padre -cosa que convertiría ¡dios mío! al niño de madera en un héroe existencialista-. Siguiendo esta misma temática, solamente quisiera apuntarle también el relato breve La meva Cristina de Mercè Rodoreda, uno de los textos que más me ha impresionado por su crudeza ingenua y su salvajismo lírico: el protagonista, víctima de un oscuro exilio, sale de la ballena cubierto de una dura costra babosa que deberán sacarle unas monjas con la ayuda de pequeños martillos. Desconozco si hay traducciones al polaco, pero como veo que domina las lenguas latinas, y ahora que no mira la SGAE, le paso este enlace pirata:


http://apuntes.rincondelvago.com/la-meva-cristina-y-altres-contes_mece-rodoreda-i-gurgi.html

Buenas vacaciones, si veranea usted en el Báltico ya mandará alguna postal.

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