jueves, 11 de abril de 2013

Asaltan mi casa, me apuntan con un arma, me hago el dormido (principios abril 2013)

De nuevo oigo voces antes de dormirme (experiencias hipnagógicas). Como en otras ocasiones, sueño que han entrado unos asaltantes en mi casa y les oigo hablar (en catalán). Uno de ellos me apunta violentamente a la cabeza con un arma, pero yo me hago el dormido, tras las sábanas, hasta que pasa de largo. Luego le oigo comentar algo así como "a mí me da igual que éste la palme". Mientras les oigo, no hago más que pensar en lo que haré en caso de sobrevivir: cómo lo contaré, qué dirán en el trabajo, podré o no sobrellevar ese miedo en adelante, etc. No paro de dar vueltas hasta que despierto y comprendo que las voces, tremendamente vívidas y verosímiles, no eran más que un sueño.

martes, 9 de abril de 2013

Mi hijo diminuto y la ciudad-archipiélago donde me lanzan una púa afilada (principios abril 2013)

1 el bebé-larva (tras haber tenido el día anterior a una niña recién nacida en brazos, I., hija de Fran) Sueño que tengo un hijo diminuto, de apenas unos milímetros. La criatura, casi invisible, se aferra a la yema de mi dedo índice como una larva. Me alertan que puede escurrirse o caer. Me desazona no poder protegerlo, o la posibilidad de olvidarlo.

2 la ciudad inundada y la púa metálica Viajamos a una especie de ciudad-archipiélago, formada por una plétora de casas semihundidas en el mar, que generan pequeños islotes. Pareciera que ha pasado un tsunami o una inundación, pero el aspecto ahora es apacible y soleado. Laura me pregunta si la ciudad siempre había sido así. Le contesto que no, que debe de tratarse de una inundación. Andamos descalzos. Me inquieta contraer alguna infección por la suciedad del suelo o bien clavarme algún objeto afilado.

En cierto momento, sufro una agresión inesperada. Alguien, desde lo alto, me lanza una pequeña púa metálica, plana y muy punzante, que se clava en mi piel como un imán superpotente. El impacto me causa dolor y escozor, además de un ligero rastro de sangre. Intento desembarazarme constantemente de la púa, lanzándola al mar, etc, pero, como un bumerán, siempre vuelve o la retornan a mí y no consigo liberarme de su yugo maldito. En una ocasión incluso acude personalmente una señora mayor, de aspecto elegante e inquietante (muy delgada, arrugada, pelo largo) que llega para mandarme de nuevo la púa.

lunes, 1 de abril de 2013

Viaje a Londres, que se transforma en Moscú (marzo 2013)

Viajo a Londres con algunos de mis amigos, entre ellos Susana. En contrapicado, muy cerca, veo la imagen del Big Ben. Me parece muy pequeño, como me habían dicho muchos. Sigo recorriendo la ciudad, como si fuera una visita virtual, y topo con una grandiosa torre gótica o neogótica (parecida a la de la catedral de San Sebastián que he visitado estos días en la vida real). Alrededor se ven muchas fachadas y chaflanes barrocos y modernistas. Me recuerdan a Viena o a la Grand Place de Bruselas. La catedral resulta ser la de San Basilio de Moscú (ortodoxa), aunque las famosas cúpulas de colores no aparecen del todo en ningún momento.

Merche revive más joven (marzo 2013)

Andando por la calle vuelvo a ver a Merche, amiga de la familia que falleció hace 15 años por estas fechas. Aparece más joven y luminosa, como rejuvenecida. Le pido que me deje abrazarla para recordar como era la sensación. Juntos cogemos una línea de metro antigua. Parece que hemos viajado al pasado mágicamente. Ella quiere volver a ver a su familia.

Un lobo, una comadreja y una ardilla se devoran entre sí (marzo 2013)

Estoy solo en el jardín de la casa mis abuelos maternos, en Ordal. Aparece un lobo. Me estremezco. Más tarde aparece una especie de mofeta o comadreja, y, tras ella, un tercer animal, el más pequeño de los tres, parecido a una ardilla. Mientras permanezco paralizado por miedo al lobo, las tres bestias se cuelan en la casa. Tras estar unos minutos dentro, empiezan a devorarse mutuamente. Primero el lobo y la comadreja devoran a la pequeña ardilla. Luego el lobo ataca a la comadreja. La escena deja un gran y pavoroso charco de sangre. 

Sobresaltado, huyo hasta que aparece gente por allí. Veo a mi abuela Mercè y le pregunto dónde está mi abuelo Eudald, puesto que él -pienso- será más valiente para enfrentarse al lobo. Más tarde están mis cuatro abuelos (también mi abuela Cari, que falleció) dentro de la casa, tranquilamente, junto a mi madre. Les cuento todo lo que he visto y mi madre, tras mostrarse extrañada, concluye que no se trataba de un lobo sino de una "berta" (sic), que describe como un mamífero pequeño y poco peligroso. Sin embargo yo sigo dudando. Únicamente yo sigo en estado de miedo y alerta.

Otra vez un perro en casa (marzo 2013)

Como en noviembre de 2012, durante una siesta creo oír a un perro que recorre el piso de un lado para otro. Percibo su respiración con gran nitidez, el aliento colándose en los resquicios de mi manta y, esta vez, también a una persona que entra en el piso, como si fuera el amo o cuidador del animal. Finalmente, todo era un sueño, de extraordinaria verosimilitud.

Voz amenazante (marzo 2013)

Nueva experiencia hipnagógica (de tránsito vigilia-sueño) con alucinación sonora de contenido terrorífico, como en otras ocasiones. Oigo una voz de gran nitidez, extremadamente cercana, como alguien que estuviera tumbado sobre mí. La voz, amenazante, dice: "Tenlo claro, voy a acabar contigo".

Roban en el coche de mi padre por mi culpa (marzo 2013)

Abro la furgoneta de mi padre por encargo de mi madre, que me ha pedido coger algo que está dentro. Mientras tanto me despisto y unos jóvenes aprovechan para robar todo lo que hay en el interior del vehículo. Discretamente, los ladronzuelos lo van desvalijando todo. Ellos mismos, antes de irse, me confiesan ufanos que se han llevado muchas monedas. 

Más tarde explico lo sucedido a mi padre y, con fría condescendencia, me da a entender que es mi culpa por dejar el coche abierto. Me lo dice como si fuera de puro sentido común. Me siento culpable y empequeñecido, como si volviera a ser niño.