sábado, 26 de mayo de 2007

Desde lo alto de Notre Dame (mayo 2007)




Estoy en París con algunos de mis amigos. Enseguida vemos la catedral de Notre Dame. El edificio se ha multiplicado: aparecen varias réplicas del templo, una al lado de la otra. Empiezo a trepar por la fachada hasta que llego a la cúspide de una de las torres cuadradas. Desde allí contemplo toda la ciudad de París. Al fondo se aprecia una especie de parque acuático iluminado.

imagen: esbozo del sueño 'Desde lo alto de Notre Dame' (JPI, 22 agosto 2007)


sábado, 19 de mayo de 2007

Borrachera en Madrid (mayo 2007)

Viajo a Madrid con mis amigos de Sant Boi. Una vez allí, de noche, buscamos un local del cineasta Pedro Almodóvar. Entramos -penumbra, velocidad, luces rojas- y empezamos a beber sin mesura. Llenamos de vino vasos y botellas, volcamos cubos y garrafas, y todo bajo la presencia de agentes de la policía. En vez de reprendernos, los agentes nos miran con media sonrisa. Más tarde, el local se vacía y el ambiente se va calmando. Me quedo solo. Me siento en una silla. Todavía ebrio, miro hacia el cielo.

Atrapados en el túnel (mayo 2007)

Vamos por un túnel subterráneo estrechísimo a cuatro patas. Pasado un rato, intentamos retroceder pero no podemos. Estamos atrapados en las paredes rocosas.

martes, 15 de mayo de 2007

Volando en todas partes (mayo 2007)

Me levanto de la cama y bajo por la escalera de madera. Consciente de que estoy soñando, alzo el vuelo y salgo flotando sobre el patio de luces. En otro sueño estoy en Ordal, el pueblo de mis abuelos maternos, y sobrevuelo varias veces el jardín, con ímpetu juguetón. Alguien me reprende y entonces, de golpe, acelero y me voy volando por encima de los bosques y las montañas. Cuanto más me alejo, más se descompone la imagen, más me cuesta fabular el paisaje, hasta que la escena se desvanece.

Me despido de mi abuelo (mayo 2007)

Abrazo enérgicamente a mi abuelo materno Eudald. Morirá en poco tiempo, y ambos sollozamos por la trágica certidumbre. Otros familiares nos miran con sorpresa.

Venecia y las olas (abril 2007)

De nuevo viajo a Venecia. Esta vez no aparecen las calles, sino la vista general de las altas torres de la plaza de San Marco o la iglesia de San Giorgio. En el mismo sueño, estamos en una playa y, cada cierto tiempo, viene una ola gigantesca y se lo lleva todo. Aun así nos acercamos a la orilla una y otra vez, temerariamente. El nivel del mar crece súbitamente, catastróficamente.

Serpientes en la cara (abril 2007)


Camino por un bosque, en las cercanías de mi ciudad, Sant Boi, junto a otros acompañantes y una mujer que nos hace de guía. Nos alejamos de la ciudad cada vez más y llegamos a una zona de montaña inhóspita. Paramos frente a un árbol y, de repente, un montón de pequeñas serpientes saltan de su nido y caen en mi cara. Me horrorizo. Intento no moverme, para evitar que me muerdan. Pese a la repugnancia que me producen, hago señales a mi hermana Cristina para que inmortalice mi cara con una fotografía.


imagen: esbozo del sueño 'Serpientes en la cara' (JPI, 22 agosto 2007)


Volando por el comedor (abril 2007)

Vuelo por el comedor de mi casa dándome impulso en las paredes y haciendo volteretas en el aire. En casa hay invitados. Mis padres me dicen que pare.

El mirador del tren (13-14 abril 2007)

Viajo con mis amigos de Sant Boi en el tren de alta velocidad (el AVE). El comboy tiene un enorme mirador, una especie de terraza, a la vez interior y abierta al exterior en forma de V, que nos permite contemplar los monumentos de todo el recorrido a pocos metros de distancia. El AVE se para en medio de un pueblo pintoresco y podemos escudriñar las calles desde el tren como si estuviéramos tras el cristal de un gran acuario. En otra de las paredes, el tren se para justo delante de una inmensa estatua.

La emperatriz y las perlas (marzo 2007)

Vivimos en un reino futurista, con ciudades en forma de carpas de cristal, parecidas a la villa olímpica de Munich. La emperatriz, una bruja esbelta y siniestra, monta en cólera y lanza una maldición. Obliga a todos sus súbditos a desprenderse de sus riquezas. Muchas mujeres del reino sufren para cumplir la orden, ya que llevan collares y vestidos de perlas muy difíciles de quitar. Deciden estirarse en grandes hamacas y frotarse contra las cuerdas para que las perlas se vayan desgajando.

El niño mordedor (marzo 2007)

Cuido a un niño de unos 5 años, que no para de moderme el dedo con impulsos animales.

El ataque del águila (marzo 2007)

Estoy junto a mi familia, en una zona al aire libre. Nos sobrevuelan grandes aves, buitres y águilas. Hago señas a uno de los buitres para que baje con nosotros. El animal se acerca y contemplamos su tamaño colosal. A continuación, y de forma temeraria, llamo al águila. Me doy cuenta del peligro y huyo despavorido. Me sitúo en un punto lejano y desde allí veo como el enorme águila desciende con las garras abiertas sobre mi familia. Me horrorizo y me siento culpable.

De nuevo la plaza porticada (marzo 2007)

Reparece una ciudad renacentista-plateresca ya soñada en otras ocasiones (mezcla de Florencia, Venecia y Salamanca, con una plaza estrecha y porticada, situada justo tras la gran catedral, que también se repite a menudo. Nuevamente, lo más apasionante de la ciudad es el itinerario que hay que seguir –la ruta conocida, mítica, recordada, que se repite una vez tras otra- para llegar a cada uno de los monumentos.

Nietzsche en rueda de prensa (marzo 2007)

Friedrich Nietzsche ofrece una rueda de prensa. Está sentado a contraluz, y sólo se le reconoce por su silueta y por el vago perfil de los bigotes. Yo tomo notas y grabo toda su intervención en mi aparato de mini-disc. Sin embargo al finalizar le veo más de cerca y descubro que no se trata del auténtico Nietzsche, sino de alguien muy bien disfrazado.

Bailando con perros y jugando en el abismo (16-17 febrero 2007)

1 Estamos en una gran sala y la estancia se va llenando de perros y otros animales como hurones, llevados con correa por us amos. Me deshago en atención hacia uno de los perros, pequeñuelo y redondo. Nos rodea un pastor alemán de pelo oscuro y encrespado. Para evitar que sienta celos y reaccione agresivamente, le tomo las patas delanteras, lo levanto y empiezo a hablar con él.

2 Estamos de excursión en la montaña, a una gran altura. Nos acercamos a un precipicio vertiginoso, desde donde podemos contemplar un extenso mar de niebla, que a la vez es un lago. Aprovecho para tomar fotografías. Recuerdo muy bien el encuadre, la luz, los colores. Nuetras sombras proyectadas sobre el lago de niebla verdoso. Uno de nuestros compañeros, temerariamente, se cuelga de un arbusto frente al precipicio y nos asaltan los peores presagios. Sentimos la profundidad del abismo, y el peligro de la caída mortal con una intensidad glacial.

lunes, 14 de mayo de 2007

Se me vacían los bolsillos (24-25 enero 2007)

Brilla un sol radiante, Camino por la playa, con el agua hasta los tobillos. Me acompaña mi amiga Susana. A cada paso voy perdiendo objetos: el dinero, la cámara... Mi compañera me riñe enérgicamente. Hemos de volver de nuestro viaje y no paro de perderlo todo, tengo que irlo recogiendo, soy incapaz de controlar la situación. Ando torcido y medio dormido, como si estuviese drogado. Esa misma noche, en la vida real, contraigo un fuerte virus gripal.

El diablo contra la niña (3-4 enero 2007)

Viajo con una niña de unos diez años. Andamos por un descampado y de repente se nos hace de noche. Un vigilante nos sale al paso y nos ilumina el camino con una linterna. Al principio el aparato proyecta una luz muy tenue, y eso nos desasosiega. No sabemos con qué vamos a topar y la sensación de peligro es constante. Finalmente parece que llegamos a un lugar seguro, al aire libre, y allí nos quedamos dormidos.

Al despertar, sin embargo, nos aguarda lo más terrible.

La pequeña se levanta y, a su lado duerme un pequeño colgajo, una figura humana recortada en papel. Cierta presencia maligna, que parece haber estado observándonos, rasga la figura de papel por la esquina de la pelvis y, como si se tratase de un juego de vudú, el cuerpo de la niña también empieza a desgarrarse. La pequeña chilla de dolor. Acto seguido, la maldición se echa sobre el otro personaje, el vigilante que nos ayudó con la linterna. La presencia maligna lanza todo tipo de hechizos contra el hombre, uno tras otro, como si siguiera paso a paso una estudiada venganza. En cuanto a mí, cada vez que Él prepara una nueva tortura, me involucra en su viaje: me obliga a arrojarme desde la azotea de mi casa y caer en un vuelo-vorágine demoníaco.

Despojos humanos (noviembre 2006)

Me acerco a un gran recinto, acordonado al aire libre. La vigilante de este espacio es la misma de la emisora COM Ràdio, donde trabajo actualmente. En el interior se realizan prácticas sospechosas. Decenas de cuerpos humanos, en un raro estado de letargo –medio vivos, medio muertos, inmóviles, pero con espasmos- son lanzados, uno tras otro, a un contenedor de basura. Lo observo por una rendija, como testigo furtivo.

Me olvido del bebé (noviembre 2006)

Cuido a mi prima Clàudia. La dejo estirada en una cama o canastilla y me voy a hacer unos recados. Mientras estoy fuera me acuerdo de la niña y vuelvo corriendo a casa. Por suerte aún está allí.

Casado por error (noviembre 2006)

Me caso con una niña de unos 12 años. Me doy cuenta de mi error, pero ya es tarde: empieza la ceremonia. Especulo con un rápido divorcio, pero eso tampoco me tranquiliza. Evoco algunos consejos como: “¡no os caséis antes de los 30 años!”. Mi siento impotente y culpable.

Sumergidos en Venecia (noviembre 2006)

Estoy de viaje con algunos de mis amigos, entre ellos José Luis. Es de noche. Salimos de un callejón y aparece una plaza monumental con el edificio de La Seu Vella de Lleida, iluminado con un foco. La ciudad está llena de desniveles y avenidas torcidas. Poco después visitamos Venecia. El cielo está nuboso, pero aun así las imágenes de los canales y las torres se presentan preciosas. Recuerdo que me he dejado la cámara en casa –descuido habitual en los sueños- pero esta vez no me importa demasiado. Nos colocamos en una grúa y nos sumergimos en el agua.

El arcángel en el escenario (noviembre 2006)

Representamos la obra de teatro de los ‘Pastorets’ en Navidad y todo sale mal. Lo intento controlar desde mi posición, en una especie de tribuna-vestuario por donde entran y salen los actores. Miro hacia el escenario y veo que uno de los personajes de la obra, un arcángel, tiene el rostro de nuestra amiga Merche, que dirigía la obra de teatro antes de morir.

La tierra en ebullición (octubre 2006)

Estamos de excursión en la montaña. Atardece. De repente se declara fuego. Primero las llamas parecen lejanas, pero observo bajo nuestros pies, en una colina, cómo el incendio se nos acerca y doy la alerta a todo el mundo. Me asusto y empiezo a vaciar mi equipaje para salvar los objetos más útiles. Amontono toalles y me las llevo, porque me servirán para apagar las llamas. Huimos de aquel paraje, pero en nuestro camino siguen brotano llamas, pequeños fuegos como géisers. En algunos tramos la tierra se calienta y humea, como si guardase fuego subterráneo. En la huída, mis padres parecen más serenos que yo.

Me echan de la iglesia (octubre 2006)

Estoy en las dependencias de una iglesia o monasterio, realizando alguna activiada. Al pasar unas horas, una monja y un cura descubren mi presencia y me apean con grandes broncas.

Redactando sin parar (octubre 2006)

Vuelvo a soñar intensamente que configuro textos para la radio. Busco temas, informaciones, datos, declaraciones, para confeccionar y redactar boletines horarios, en una especie de ‘non stop’ inconsciente.

La comadreja (octubre 2006)

Cuido una pequeña mascota, una comadreja inquieta que constantemente gira su cuello flexible y me intenta morder. Mantenerla a raya parece casi imposible.

Fortuitamente en Venecia (octubre 2006)

Estamos de viaje por algún quehacer práctico y nos damos cuenta de que estamos al lado de Venecia. Desde el hotel vemos la parte trasera de la basílica de San Marco. Bajamos a la calle para recorrer la ciudad, pero, en vez de hacerlo apresuradamente, nos situamos a las puertas de la ciudad y comenzamos un itinerario marcado, que conocíamos de viajes anteriores. La visión de Venecia con edificios bajos, palacios porticados y multitud de plazas de parece mucho a la imagen de Florencia soñada en 2004.

La voz nocturna y mi rostro en el espejo (octubre 2006)

1 En el sueño, me despiertan unos susurros muy suaves y intensos al mismo tiempo. Primero parece mi hermano Ismael; luego mi madre. La voz se presenta con estrechísima proximidad.

2 En el sueño, salgo de la habitación, a oscuras, bajo por la escalera de madera y entro al lavabo. Consciente de otros sueños similares, me miro al espejo con curiosidad, para ver cómo aparecerá mi rostro. La imagen es inquietante. Intento mover la cara, cerrar los ojos, hacer muecas, pero el rostro reflejado se mantiene impasible, con una expresión entre maligna y aterrada. En sueños similares, mi cara desparece o queda enturbiada, o bien aparece mi imagen el pasado o en el futuro.

Bajando el río, escalando edificios, volando (septiembre 2006)

1 El río Foix baja muy seco, casi sin agua. Tiene un recorrido recto y muy corto: desde arriba se ve el final. Entro descalzo en las aguas del río y voy siguiendo el curso fluvial. El suelo está empedrado de baldosas lisas; parece un río artificial, una especie de tobogán, pero al mismo tiempo el agua está turbia, con grumos de tierra espesa.

En uno de los tramos hay cuatro chicas que se dedican a pisar la tierra para que pueda fluir el agua y evitar desbordamientos. Hacen su trabajo lenta y serenamente, como quien pisa la uva tras la vendimia. Cuando llego a la desembocadura veo un chico que se dedica a comprobar el caudal del río. Se muestra preocupado por la sequía, y me cuenta que hay otras personas trabajando para vigilar las aguas. Ante la desembocadura hay un muro, y más allá, el pantano de Foix. Las rendijas me permiten entrever el gran lago, y una mujer contemplándolo de espaldas.

2 Empieza una película en blanco y negro. Los comentarios previos destacan el "espléndido trabajo de fotografía del filme". Atravieso la pantalla y me introduzco físicamente en la historia. Ha anochecido en una gran ciudad. Ando sobre los tejados y las azoteas, casi a oscuras. Las formas están simplificadas, como en un cuadro cubista. Llego al final de una azotea y, consciente de la ficción, salto al vacío. Entonces me transformo en un émulo de Spiderman, me aferro verticalmente a un edificio y empiezo a trepar.

Voy saltando de bloque en bloque y recorro ventanas, balcones y tuberías. Desaparecido ya el claroscuro, cada vivienda tiene un color y una textura diferentes y reconocibles. Enseguida se sabe "de qué tipo de casa se trata". Uno de los balcones, por ejemplo, está pintado con colores flamantes y cenefas de flores. Dentro de aquella casa es de día y brilla un sol radiante. En vez de habitaciones hay prados. Está claro que allí vive una chica rubia.

3 Sobrevuelo lagos y bosques. Alzo el vuelo sobre unos avetos altísimos y después, con gran esfuerzo, aumento la altura de vuelo y me dirijo a unas grandes cimas nevadas.

Hundidos en la nieve y los niños perdidos (septiembre 2006)

1 Viajamos a la montaña en época de nieve. Me acompañan José Luis, Javi y Mireia. Nos introducimos en un camino difícil, donde la nieve nos llega hasta los hombros. Atravesamos la masa blanca de buen humor y proseguimos.

2 Me encuentro con nuestra amiga Lilí y dos de sus hijos pequeños, Lluc y Magdalena, acunados en una canastilla. Me pongo a jugar con ellos y pongo del revés la sábana con la que están tapados. Quiero ponerla otra vez derecha, pero no encuentro a los niños. Han desaparecido o se han deshecho. Temo la reacción de los padres.

Los inquisidores (septiembre 2006)

Escena nocturna. Me acompaña un grupo de amigos. Uno de ellos, por quien siento un gran aprecio –quizá Pablo, del instituto, o Lluís, del trabajo- levanta la voz eufóricamente y empieza a defenestrar la autoridad. En su discurso, ebrio y valiente, nos emplaza a desafiar y destruir el poder establecido. Enseguida llegan unos inquisidores vestidos de negro con sombreros medievales –similares a los embajadores pintados por Holbein El Joven- y nos llevan al interior de una iglesia. En el recinto del altar se abren unas compuertas y aparece una visión del infierno –fogosidad roja- donde nos quieren condenar por nuestra temeridad. Asustado, huyo corriendo por el portal de entrada del templo. Una vez fuera, a través de una rendija, sigo observando la escena de condena, con gran temor.

¿Dónde están los bebés? (septiembre 2006)

Estamos en el interior de un recinto en penumbra, quizá una iglesia. Durante la celebracion me he de ocupar de unos cuantos bebés a quienes sus padres han dejado durmiendo en unas canastillas. Cojo las canastillas y me las llevo a otra parte. Cuando quiero coger los niños en brazo nos los encuentro. Han empequeñecido, se han consumido o quizá se han volatilizado. Lo único que sale de los almohadones es un animal largo y escamoso, como una anguila, que intenta moderme la mano.

Los peces ensangrentados y el viaje a París (septiembre 2006)

1 Visitamos un estanque fangoso, lleno de peces. Llevado por la pereza, me dispongo a estirarme al agua, en una parte poco profunda. Enseguida alguien me advierte que no lo haga. Vuelvo la vista hacia el estanque y veo un pez transportando la carroña roja de otro pez. Me espeluzno y salgo corriendo del agua.

2 Viajo a París con algunos de mis amigos: Mireia, José Luis y Javi. Sin embargo, la ciudad que vemos parece Barcelona. En un primer tramo, que recorro en solitario, veo el templo de la Sagrada Família en miniatura y colocado de perfil, enclavado en un complicado trazado urbanístico con enormes avenidas. Después, ya con mis amigos, intento planificar el viaje y les propongo varias rutas por la ciudad. Entramos en una calle estrecha, con una gran subida, llena de fincas y torres residenciales. Es unos de los caminos que sube hacia la montaña del Tibidabo.

Los águilas y el satélite caído (septiembre 2006)

Estoy tumbado sobre una hamaca y contemplo, a unos cincuenta metros de altura, un pequeño satélite en forma de megáfono o de lámpara de mesa, dando vueltas y vueltas en aparente señal de normalidad. De repente el objeto pierde la estabilidad y se precipita contra el suelo. La caída del satélite parece presagiar extraños acontecimientos. Salgo fuera de la finca y veo unos enormes águilas volando a ras del suelo. Tienen unas cabezas muy pronunciadas y un plumaje encrespado. Me persiguen y huyo.

viernes, 11 de mayo de 2007

El edificio pintado de matarratas (agosto 2006)

1 Duermo en la habitación de un hotel. Estoy alojado con un grupo de amigos. La puerta se entreabre y aparece la inquilina de la habitación de al lado en camisón. Me pregunta si puedo descansar bien "con ese reflejo de luz". Ignoro a qué se refiere. Inquieto, salgo al pasillo.

A través del ventanal, a lo lejos, se divisa un gran bloque de pisos que irradia una luz verde y espectral. Formamos un grupo de expedición y nos ponemos en camino para averiguar aquello. A llegar al edificio observamos que la luz verde es en realidad una constelación de motas brillantes de una sustancia extraña. La examinamos atentamente y resolvemos que se trata de veneno matarratas. La conclusión es inquietante: la ciudad está llena de roedores y fachadas enteras deben ser protegidas.

A pesar de todo regresamos al hotel con las linternas caídas, despreocupados y bromeando. Curiosidad: en agosto de 2004 tengo un sueño muy similar a este: también aparece una sustancia matarratas de color verde, los hechos ocurren de noche y aparecen mis amigos de Sant Boi.

2 Visito un parque temático de mis propios sueños acompañado por mis amigos. Aparecen, físicamente construídos, distintos iconos de mi repertorio onírico, como un gran estanque presidido por una cruz (algo que en realidad nunca había soñado antes).

El pequeño clon (agosto 2006)

Con un raro mecanismo, he conseguido replicar mi propia imagen uns quince años más joven, cuando era niño. Voy en compañía de mi ‘doble’, sosteníendolo como un muñeco de feria. Le enseño el prodigio a mi abuela Caridad. La imagen la deja profundamente trasbalsada. Mi abuelo Cristino simpatiza más con la idea, pero prefiere no mirar directamente el pequeño clon.

El estanque de los cocodrilos (agosto 2006)

Terminamos las vacaciones en Andalucía y, de camino a casa, recalamos en León, donde nos recibe nuestro amigo Jesús González. Visitamos los grandes monumentos de la ciudad. Alguno de ellos se parece a la catedral de Astorga, con sus torres pardas y adustas. También visitamos una réplica viviente, biológica, del Park Güell de Barcelona, donde se extiende un gran estanque de aguas verdes. En vez del famoso dragón de cerámica de Gaudí, en el agua nadan reptiles auténticos –sobre todo cocodrilos- y también grandes peces saltadores. Mi madre y mi hermana Alícia se sumergen en el estanque. Les advierto del peligro. No me escuchan. Saben que hay cocodrilos, per no les importa. Detras de mí salta un gran pez.

Los incendios en Cuba (agosto 2006)

Nos envían a una misión especial. Mi hermano Lluís y yo hemos de ir a Cuba a “solucionar el problema de la sequía”. El sueño está lleno de incongruencias. Cuba aparece como un pueblo de costa cercano; vamos caminando y se no hace de noche. Para paliar la sequía, se nos ocurre algo tan disparatado como encender fuego. Intentamos provocar el fuego exponiendo trozos de cristal a la luz del sol, pero no lo conseguimos. Durante estos días, en la vida real, Galicia sufre una grave ola de incendios y Fidel Castro cae enfermo.

Bestias de madrugada (agosto 2006)

De madrugada en Ordal, el pueblo de mis abuelos maternos, salgo de mi habitación en dirección al jardín. Cuando empieza a clarear, el jardín se llena de animales de todo tipo devorándose unos a otros. Un gato atrapa a un pájaro y se lo come. Hay fieras, seres voladores y dinosaurios.

A lomos del delfín y la misión en Líbano (julio 2006)


1 Doy vueltas en una pequeña cala, a lomos de un delfín. Vamos muy deprisa, y me agarro a la aleta superior del animal. Le palpo la piel, suave y plastificada.

2 Viajo en un gran barco junto a los ministros de exteriores de distintos países, como la secretaria de estado norteamericana, Condolezza Rice. Nos dirigimos al Líbano, en misión diplomática para frenar la escalada de violencia. La ruta no coincide con el destino, ya que atravesamos el océano Índico en dirección a las islas de Indonesia, donde recalamos.


imagen: esbozo del sueño 'A lomos del delfín' (JPI, 22 agosto 2007)


Mi bisabuela (julio 2006)

Vuelo por encima de la terraza de la casa de Ordal, donde viven mis abuelos maternos. Reduzco la velocidad y me acerco a una de las ventanas. A través del cristal veo mi bisabuela –que murió en 1996- cantando y tocando el piano. Entro en casa y le acaricicio la cara.

El canal lleno de peces (junio 2006)

Un canal de agua lleno de peces de todos los colores. Entre ellos hay pequeños delfines. Mi madre y yo nos adentramos en aquel lugar. Primero intentamos andar sobre la superficie. Luego vemos cómo los pies se nos van hundiendo.

Oro en la escuela de policía (junio 2006)

Hacemos un curso de policía. Vamos con los uniformes de la policía catalana, los Mossos d’Esquadra. Me acompañan algunos amigos, entre ellos Javi. La academia tiene un patio exterior y está enclavada en una zona de montaña. El paisaje es casi plano, bidimensional: los montañas, de color áspero, verde y marrón, parecen un decorado de cartón. El cielo está estampado de nubes de color verde espinacas. Parecen verduras colgadas en el firmamento. Es la hora del patio, mientras jugamos por el suelo, descubrimos una pequeña onza brillante. La aclaramos con el agua de una fuente que brota del suelo. Con euforia infantil, anunciamos que hemos encontrado oro. Aparece un profesor de la academia de policía y nos quita la ilusión: no es oro.

Redactando noticias (junio 2006)

En varios sueños, configuro mentalmente textos informativos, como si aún estuviera en el trabajo –en la radio-. No hay contenido, sólo estructuras: entradillas y palabras. Anteriormente había tenido sueños similares en épocas de exámenes; entonces, los textos tomaban forma de apuntes.

El ascensor-escalera y los perros devoradores (junio 2006)

Estoy en un hotel con un amigo, Pablo Cócera. Salgo de la habitación y cojo el ascensor. En vez de bajar verticalmente, la cabina baja por peldaños. El ascensor-escalera llega a bajo y, una vez fuera, se abre una gran superficie artificial –jardines, pistas- donde hay pastores alemanes devorando pájaros.

Me echan del trabajo (junio 2006)

Mi jefe en COM Ràdio me comenta despreocupadamente que a partir de ahora “prescindiran” de mi y de otros compañeros de mi edad que tienen contratos temporales. No me da tiempo de aclararlo: es hora de irse. Más tarde llamo por teléfono y pregunto por el jefe. Me dejan a la espera, con un hilo musical. Se mantiene la incertidumbre.

Las orejas de Jesucristo (junio 2006)

Escenificamos la Pasión y todos nosotros nos caracterizamos como Jesucristo camino de la cruz. Una parte del ritual es el sacrificio de las orejas: nos las llevamos de agujas y clavos como si fueran las muñecas o los tobillos del crucificado. Una vez disfrazados entramos en un campo de fútbol y alzamos el vuelo. La liturgia se repite varias veces.

La bañera vertical (mayo 2006)

1 Ante mí se alza una bañera vertical. Por encima del agua del cilindro imposible vuelan unos peces azules. Son grandes, chatos como hojas secas y llenos de largos pinchos. Los peces-erizos se desparraman de repente al aparecer una enorme cabeza de tiburón, con las fauces abiertas. Es una cabeza brillante y plastificada, como de juguete. El depredador absorbe a los peces con una invisible lengua de camaleón. Sin embargo la presa es demasiado grande y escapa de los colmillos. En este punto soy yo el que está en peligro, puesto que los peces-erizos tienen un cuerpo espinado y pueden herirme. En un momento de despiste salgo a la superficie y un pez me pica con una de sus agujas azules. Enseguida se me hincha en la muñeca una enorme y turgente ampolla. Asustado, pregunto al guardián de la bañera si la herida es mortal. "No te preocupes", responde.

2 Estoy en el trabajo en calzoncillos. Me doy cuenta y voy a vestirme.

Los globos de agua y los ríos secos (abril 2006)

1 Estamos en un parque. El día es luminoso. Nos sentamos en un banco. Cerca de nosotros, unos niños juegan con globos de agua. Aun estando llenos de líquido, algunos alzan el vuelo. Cuando vuelven a caer se rompen en un gran estallido de agua. Desde nuestra posición debemos apartarmos para que no nos salpiquen.

2 Estoy con algunos de mis amigos. Bajamos por un río seco y artificial. Ellos consiguen mantenerse en un punto, mientras que a mí la corriente me arrastra hacia abajo.

3 Estoy con mi familia en un paraje de montaña. Desde el balcón vemos un río totalmente congelado por el frío. Alguien propone pisarlo, pero otra persona lo descaonseja. Finalmente nos adentramos en el río, pero justo en ese momento las aguas se van deshelando y el río se seca. Me alejo de mis familiares y voy explorando el curso del río, saltando de piedra en piedra. A unos cincuenta metros descubro un nido de ratas. Me repugnan, pero la curiosidad me hace acercarme más.

Fiesta 'abertzale' (abril 2006)

1 Los militantes de Batasuna, en el País Vasco, se concentran en pleno día. Más que una manifestación política parece un acto deportivo: todos llevan camisetas blancas y realizan grandes exhibiciones gimnásticas. En un momento dado, la multitud se concentra en un solo punto convirtiéndose en una gran bola o granada blanca.

2 Hay una fiesta en casa de Patry, compañera de la universidad. Me reencuentro con mucha gente que conocía de vista y con quien, hasta entonces, no había vuelto a coincidir, Cuando la multitud se dispersa, empiezo a hablar a solas con Patry.

Los pájaros y la radiografía (abril 2006)

1 El cielo está turbio. Estoy con grupo de fugitivos. Vemos unos pájaros muy extraños volando, con enormes colas emplumadas. Traen malos augurios.

2 Tengo hora al médico. Visito un ambulatorio y veo una procesión de Pascua, con varios sacerdotes, saliendo del edificio. Antes de entrar presiento el diagnóstico que me hará el médico: una radiografía donde mi interior aparece fragmentado, desestructurado, tomando la imagen de un mosaico de teselas que se rompen.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Entrevista con Dios (14-15 abril 2006) *

1 Entablo una larga y vaga entrevista con Dios. No se trata de un cara a cara sino de un diálogo con una suerte de aurora boreal. Por más que lo intento no recuerdo de qué hablábamos. Al despertar, aún dentro del sueño, me palpo los bolsillos y descubro que los tengo llenos de estrellas de papel de plata.

2 Soy un productor de series de televisión. Un actor me pide trabajo. Miro mis papeles, lo medito y le digo que sí.

* Viernes Santo.

El ataque del tiburón y el aeropuerto (marzo 2006)

1 Una chica se baña en una piscina. Su expresión es de miedo. De repente aparece un tiburón y le arranca el codo.

2 Jesús -un compañero de la universidad- y yo asistimos a una rueda de prensa del presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Anuncia que cederá el aeropuerto del Prat a la Generalitat.

Los huevos rotos (marzo 2006)

Estoy con mis primos y mis hermanos pequeños en un descampado. Vemos unos pequeños huevos y los vamos rompiendo. Del cascarón salen pajarillos amarillos, como canarios. Las aves, nacidas prematuramente, quedan tendidas en el suelo y mueren. Llega un vigilante y nos riñe.

Los frutos amarillos (marzo 2006)

Mi madre, uno de mis hermanos y yo navegamos en una barca, en el puerto de Barcelona. Zalpamos y nos ponemos rumbo a Tarragona. Por el camino vemos las costas del Garraf, con aspecto lejano y miniaturizado. Llegamos a nuestro destino y nos acercamos a unos acantilados en la playa. Allí vamos arrancando unos frutos amarillos, como pequeños limones, del tamaño de garbanzos. Las bolitas nacen rodeadas de pájaros.

Los peces en la bañera y las mudanzas (5-6 marzo 2006)

1 Me estoy bañando y veo cómo en agua van apareciendo unas formas azules escurridizas. Son peces de cuerpo muy plano, con rayas azuladas. Salgo de la bañera: el suelo del lavabo está encharcado, y también allí nadan los peces.

2 Un gran estanque artificial, rodeado de escaleras y rampas de piedra blanca. Me acerco al pantano sabiendo que, justo en ese momento, se acaba de cometer un crimen. Quizá alguien ahogado o apuñalado. También hay cisnes muertos o mutilados.

3 Varios sueños, el mismo día, sobre la casa y la vivienda. En uno de ellos, me emancipo y voy a vivir justo al lado de la casa de mis padres, en un pequeño piso adosado. Voy a la fuerza. Estoy solo en mi casa. Me aburro y me siento solo. Quiero ir a comer con toda mi familia pero me recuerdan que ya tengo piso propio. Mi madre insiste especialmente.

4 Vamos a vivir al barrio de Hostafrancs, para estar más cerca del centro de Barcelona y no tener que hacer tantos viajes. La mudanza me complace en principio: los trayectos serán más breves. Miro desde la ventana de la nueva casa y veo un paisaje urbano: bloques de edificios amontonados y una parada de metro de la línea verde. Se parece a la plaza Lesseps vista desde el Turó de les Tres Creus del Park Güell de Barcelona. Observo el trazado urbanístico y pienso: “pronto deberás aprendértelo”. Sin embargo, al poco tiempo añoro mi antigua casa, en Sant Boi, y deseo volver.

Llego tarde al trabajo (febrero 2006)

Varios sueños sobre el trabajo. Me ausento del puesto de trabajo a media tarde por algún imprevisto. Después no calculo bien el tiempo y llego muy tarde, al atardecer. Cojo la línia verde del metro y veo que los vagones son diminutos. Los andenes y los pasillos son cortos y enrevesados.

El pequeño loro (febrero 2006)

Cuido un pequeño loro. Me lo pongo en la mano y lo echo a volar. Después pongo la mano y vueve a mí.

La entrega de la pistola (febrero 2006)

1 Estamos sentados en la playa, entre rocas. Viene una fuerte ola y nos atrapa. Observo las corrientes de agua colándose entre las piedras.

2 Mi madre y yo visitamos una comisaría. Vamos a hacer de mediadores, para denunciar el robo que ha sufrido un hombre, quizá amigo nuestro. El funcionario escucha la historia y al terminar de escuchar nuestra explicación me entrega una pistola antigua, con aspecto de trabuco. Al ver el arma me altero y me apresuro a envolverla. Salgo de la comisaría con la pistola escondida.

3 Visito un parque formado por pequeñas casa de cartón. Cada una ilustra un hábitat diferente: la selva, el fondo del mar, etc. Me agacho para verlas de cerca y contemplar todos los detalles.

En París, en Santiago (febrero 2006)

1 Voy a París con Lluís, compañero de COM Ràdio. El día es radiante. Visitamos la Torre Eiffel.

2 Otro día sueño que voy a Santiago de Compostela. La fachada de la catedral está separada de la nave. Tiene un aspecto ‘a medio hacer’ parecido a la Sagrada Família de Barcelona. También evoca las catedrales de Valencia y Astorga. Visto un poncho o túnica roja, y me acerco al templo pronunciando estas palabras: “Más vale tarde que nunca”.

Vuelvo a casa en bicicleta (enero 2006)

Me voy de viaje solo. Voy visitando varias ciudades sin bajar del coche. Se trata de un vehículo descapotado; me permite una visión nítida del exterior. Fluye casi automáticamente, de modo que no tengo que conducir. Vuelvo a casa en bicicleta y vestido sólo con un bañador. Paso por la plaza Espanya de Barcelona: veo las dos torres venecianas y el Palau Nacional.

Para no perderme, me apego a la costa y voy siguiendo la línea de la playa. Aparco la bicicleta en el puerto de Port Ginesta, en Sitges. Bajo a la arena y descubro un gran espectáculo: grandes olas, peces y delfines saltando, rocas de todos los colores brillando bajo la luz del sol. Pregunto a un bañista si me falta mucho para llegar a mi casa, a Sant Boi. Me responde, con cierta arrogancia: “Unas tres horas”. Vuelvo a subir a la bicileta y prosigo mi recorrido. Veo el perfil de Sant Boi en lontananza: la montaña de Sant Ramon, la colina del castillo, la iglesia de Sant Baldiri.

En coche y volando (enero 2006)

Vuelvo a soñar que llevo un coche sin saber conducir. No domino el volante, pierdo el control. Voy con mi hermana Cristina, en el coche de nuestra amiga Paqui. Bajamos por una gran pendiente y una rueda se desprende del coche. Cristina baja de coche y persigue el pneumático a toda velocidad. Consigue atraparlo y me alzo al vuelo felicitándola: “¡Muy bien!”. Todo el mundo se sorprende por mi capacidad de volar.

De vuelta a la universidad (enero-febrero 2006)

Sueño recurrente. Descubro fortuitamente que aún me falta un año de carrera. Me angustio. Hablo con Jesús, compañero de la universidad, y le intento convencer de que hay que volver a las clases. Pero él me rehúye con agresividad, como si no quisiera aceptar el contratiempo. Veo estudiantes desconocidos y profesores arrogantes, que me obligan a leer libros difíciles.

Toda España en una ciudad (enero 2006)

1 Estamos en un pueblo pequeño. Una mujer mayor y yo bajamos arrastrados por una corriente de agua a través de una calle. El agua está sucia y llena de hojarasca.

2 Mi madre, mi hermana Alícia y yo visitamos Torre de Juan Abad -en Ciudad Real- el pueblo de mis abuelos paternos. Percibimos un ambiente hostil. Nadie nos quiere dar indicaciones. Cuando conseguimos salir del pueblo, vemos ante nosotros una gran ciudad, donde se mezclan monumentos de distintas ciudades españolas: la catedral de Burgos, la catedral de León, la escultura ‘Los peines del viento’ de Eduardo Chillida en San Sebastián... Se lo detallo todo a mi hermana. Mientras mi madre y mi hermana entran en la ciudad, yo me quedo atrás y entro en un bar musical. Veo una máquina expendedora y saco un objeto blanco, pequeño y alargado, como una pastilla. Al tocarlo me pega un chispazo.

Los judíos a caballo (enero 2006)

Me meto en la bañera y abro una puerta secreta a través de las baldosas de la pared. Acompañado por mis amigos, camino por un larguísimo paso elevado –siento vértigo al mirar a los lados-. José Luis lleva un aparato en la oreja, un pequeño conducto de plástico, para oír bien. Andrés se lo saca y empieza a hablar aprovechando que José Luis no oye. Al principio nos hace gracia, pero después pedimos a Andrés que pare la broma. Mientras seguimos por aquel paso elevado, unas tribus musulmanas intentan matar a José Luis. A mí me intentan matar unos judíos a caballo lanzándome estrellas de David metálicas. Huyo volando mientras grito: “¡No matarás!”.

La piscina de los dragones (enero 2006)

Mi hermano Lluís y mis primos Marc, Nil, Sira, Noel i Gemma construyen juguetes gigantes que cobran vida. Uno de los inventos es una gran piscina circular, de colores, con brillos de plástico y de metal. De repente, un dragón salta del agua; tiene una gran cabeza y un cuerpo muy pequeño, como de pez. Es un ser artificial pero parece de verdad y nos asusta. Todo aquello es la recreación minuciosa de algún cuento que todos los presentes conocemos a la perfección. Cuando lo veo todo terminado me quedo impresionado y les felicito.

Los delfines con rostro humano y la ola gigante (enero 2006)

1 Vamos de excursión a la montaña. Una vez allí, recojo mi equipaje y me doy cuenta que he perdido algo: creo recordar que se trataba de un zapato. Nos ponemos en camino para ir a buscarlo, y en el trayecto topamos con una piscina, una especie de fuente con azulejos, con animales que parecen orcas o delfines nadando en su interior. Los delfines tienen rostro humano y los acariciamos.

2 Vuelvo a soñar con una ola gigante. Mi madre, mi hermana Alícia y yo vemos des de la terraza de casa cómo sube el nivel del mar, con grandes oleajes. También lo observo desde la ventana del cuarto de la bañera. De repente una de las olas viene hacia nosotros.

La cámara de los tesoros (octubre 2005)

Mi trabajo o mis estudios me permiten viajar al extranjero cada día. Miro por la ventana del tren y veo un enorme palacio ajardinado, que sitúo en una gran ciudad nórdica. Sigo mi trayecto y subo por unas escaleras. Penetro en una estancia llena de objetos antiguos. Entre ellos hay una especie de sarcófagos con relieves medievales: crucifixiones, escenas de reyes.

martes, 8 de mayo de 2007

En la habitación de la vedette (octubre 2005)

1 Me levanto de la cama –en el sueño- y todo está a oscuras. Me invade una sensación de peligro. Intento bajar por la escalera de madera y presiento que mi hermana mayor y mi madre, cada una desde un lado distinto, vendrán a perseguirme. En algunos momentos soy consciente de que estoy soñando y aprovecho para afinar el oído, observar atentamente, cazar alguna información. No saco nada en claro.

2 Vuelvo a soñar que despierto, pero esta vez ya no estoy en mi cuarto, sino en una extraña suite, con un pequeño foco intenso y una ventana que da a la gran ciudad. Me pongo derecho sobre la cama y veo que cuelga de la pared un mosaico de espejos y fotografías. Las imágenes producen efectos holográficos y cambian de forma. Parece la habitación de una vedette.

3 Sobrevuelo las terrazas de una ciudad, dándome impulso con todo el cuerpo. Mientras levanto los brazos para darme impulso siento un calor muy pronunciado en los oídos, como de vértigo.

Barcelona en miniatura (octubre 2005)

Barcelona de noche. Todos los edificios aparecen más pequeños y simplificados, como si fueran maquetas o juguetes. Veo el paseo de Maria Cristina con el Palau Nacional de Montjuïc, y otros monumentos que no recuerdo.

Sólo en la carretera (octubre 2005)

Sueño recurrente. Intento coger el coche y conducir, pero no lo consigo. El coche está estropeado y casi siempre tengo que esforzarme mucho para no chocar o tener un accidente. Estoy totalmente vulnerable en la carretera.

Siempre a Madrid (agosto-septiembre 2005)

Sueño insistentemente que viajo a Madrid, convertida en una enorme megalópolis, donde siempre falta algo por visitar.

Nacimiento en la nieve (agosto 2005)

Escenificamos el nacimiento de Jesús en un espacio abierto, al aire libre. Todos vamos vestidos de blanco, e incluso el paisaje se blanquea: empieza a nevar. Mi papel es el de un pastor, y velo permanentemente por el niño para que no le ocurra nada. Detrás nuestro vienen los Reyes Magos, ataviados con túnicas blancas, luciendo barbas negras y ojos azules. De repente se declara un incendio. Innumerables brotes de fuego crecen a nuestro alrededor y nos sobresaltamos. En medio del bullicio y la huída, sufro por el recién nacido. Por instantes le veo convertido en una pequeña miga, imposible de proteger.

Búfalos simiescos (agosto 2005)

Giro una esquina y veo, sentados en los peldaños de una escalera, unos animales con aspecto de búfalos, muy grandes, peludos y con cola. Cuando me acerco, veo que tienen cara de simio, y lo más extraño: tienen manos con largos dedos, casi humanos. En estas criaturas se mezcla inquietantemente lo humano y lo bestial.

Gritos (julio 2005)

Me comporto de modo egoísta e infantil, y mi padre me replica con gritos fortísimos y agudos. No soy consciente del alcance de mi actitud hasta que recibo la bronca. He perdido todo el sentido de la responsabilidad, sólo me mueven impulsos inmediatos y mezquinos.

Los fantasmas, encerrados en el aparcamiento y el mitin de Ibarretxe (febrero 2005)


Distintas historias en un mismo sueño: todas tienen en común una atmósfera de miedo y tensión prebélica.

1 Es de noche. Estoy con toda mi familia en una gran casa en medio de la montaña. Nuestro padre nos habla en tono grandilocuente. Nos advierte que pueden venir fantasmas duranta la noche. Todos se van a la cama menos yo. Me quedo fuera de la casa, estirado sobre un banco o hamaca como los personajes de la película ‘El bosque’ de Night Shyamalan. De vez en cuando miro hacia el camino con desasosiego. Pero no viene nadie.

2 Vamos a casa de una amiga. Antes de llegar encontramos una especie de aparcamiento subterráneo. Intentamos salir de allí y vemos en el techo un agujero muy pequeño, un tubo por donde apenas cabría una persona. Me asusto y siento claustrofobia. Por suerte, en el otro extremo del subterráneo hay una salida más ancha. Llegamos a casa de nuestra amiga y le cuento mis miedos.

3 El lehendakari Juan José Ibarretxe organiza un acto de masas para presentar su plan soberanista. Estamos en una inmensa sala de actos de color verde. En primera fila están los jefes de informativos de COM Ràdio, donde trabajo actualmente. Decido sentarme al lado de Ibarretxe y aprovecho para darle consejos: “Supongo que te lo habrán dicho muchas veces, pero sé prudente y no hagas nada que pueda tener consecuencias peligrosas”. Él asiente y responde algo con una sonirsa forzada. De repente evoco la imagen del golpe militar del 23-F, y, preso de terror político, abandono la sala. Me voy a pasear por la ciudad junto a un compañero rubio, de baja estatura, que me recuerda a algunos amigos de la infancia.

Él me presta todo lo que le pido: una botella de agua, una linterna. Vamos a una tienda e intentamos dejar la botella de agua, medio llena, para que nos la guarden. Más tarde pasamos a recogerla pero una dependienta nos responde airada: “Para otra vez, sabed que nosotros no podemos guardaros objetos”. Mi compañero y yo bajamos a la playa. Llegamos casi hasta el agua, pero temo por mi cámara de fotos, que llevo colgada todo el día. Intentamos evitar el agua y saltamos las rocas llanas de color verde, como piedras de río.

Los caminos hacia la montaña (febrero 2005)

Estamos en un pueblo de montaña. Allí han instalado un estudio radiofónico al aire libre y me encargan conducir un programa para Ràdio Esplugues. No consigo hacerlo, porque no sé dónde he de conectar cada cable. Pido ayuda pero nadie me escucha. Poco después intento subir por una pendiente muy recta. En la cúspide hay una reja. A través de ella, se ve un paisaje sugerente: un templo luminoso, que evoca el Olimpo. No puedo traspasar la reja, porque está cerrada y electrificada. Todo aquel que sube se encuentra con el mismo obstáculo. Vuelvo a bajar y oigo la voz de un personajillo, parecido a un bufón o un enano. Dice algo como esto: “Tiene gracia que hagan un camino tan recto, si después ha de torcerse”. Tiene razón: el primer tramo de la subida es recto, pero después se transforma en un camino curvilíneo.

El tsunami (enero 2005)

Es de noche. Cenamos en una terraza. De repente vemos un objeto luminoso en el cielo: es un meteorito inflamado, en forma de pila de reloj, que se precipita a toda velocidad sobre las montañas. Al caer, toda la cordillera se incendia al instante. Nos aterramos al ver la muralla de fuego. Además, por el impacto del meteorito el agua del mar se revuelve y una inmensa ola viene hacia nosotros. Intento proteger a un niño que hay junto a mí. En adelante (septiembre-octubre 2005) soñaré repetidamente con incendios e inundaciones.

¿Faulkner irlandés? (27-28 diciembre 2004)

Estoy en la universidad. La profesora de Edición en Prensa da explicaciones sobre los estereotipos y el lenguaje discriminador en los medios de comunicación. Nos habla del escritor William Faulkner, que, según ella, padece el ostracismo de la prensa por el hecho de ser ¡irlandés!. En realidad, Faulkner era norteamericano (de la ‘generación perdida’). Quizá en el sueño se ha traspapelado con James Joyce –irlandés, éste sí- ya que hemos citado frecuentemente a ambos autores en la asignatura de Periodismo y Literatura.

El pájaro hecho cenizas (octubre 2004)

Un gato devora una golondrina. Otra noche, sueño con la misma acción pero en este caso la víctima es un periquito. Yo empujo y azuzo al felino para que se lance sobre el ave. Con sádica fascinación, veo cómo el gato aplasta la cabeza del periquito, con un fuerte crujido. El pajarillo queda reducido a un montón de cenizas negras húmedas.

Número mágico en Ràdio Esplugues (septiembre 2004)

En Ràdio Esplugues, donde he realizado prácticas este año, el jefe de informativos me encomienda que investigue la diferencia de edad entre el líder chií de Iraq Moqtada Al-Sadr y el ‘rais’ palestino Yassir Arafat. La mente se me nubla y despierto. En vigilia, hago el cálculo y confirmo que la la respuesta és 45 años (Arafat nace en 1929, Al-Sadr en 1974).

Para curiosos: según la la numerología, el número 45 equivael al 27 y ambos reciben el significado del número 9 (4+5=9, 2+7=9). "Este es un excelente número, armonioso y afortunado, de coraje y poder, con un toque de encantamiento. Bendice a la persona con la promesa de autoridad y mando. Asegura que obtendrá grandes recompensas de la labor productiva, el intelecto y la imaginación, que las facultades creativas han sembrado buena simiente, con lo cual no se dejará de recoger una buena cosecha. Estas personas deben llevar siempre a cabo sus propias ideas y planes originales, sin dejarse intimidar por las opiniones divergentes ni la oposición ajena. Es un número de recompensa kármica, ganada en más de una encarnación previa”.

Vuelo hacia el templo

Estamos en Ordal, el pueblo de mis abuelos maternos. Salgo de la casa y empiezo a volar por los alrededores. Mi cerpo es tan ligero que, sólo dándome pequeños impulsos me puedo elevar muchos metros sobre el suelo. Subo por una pendiente. En la cúspide está el templo de la Sagrada Familia en miniatura. Apenas mide dos metros.

En Florencia (septiembre 2004)

Estamos en Florencia. La ciudad tiene unas plazas y paseos porticados que me recuerdan a Salamanca. También tiene edificios estrechos con decoraciones vegetales. Me acompañan mis padres y mi hermano Ismael. Estamos en el hotel y nos damos cuenta de que aún no hemos visitado la catedral. Señalo hacia el cielo y, pensando en las fotografías, le digo a Ismael que está demasiado oscuro para salir. Aun así nos vamos.

Ruta por Nueva York (septiembre 2004)

Vuelvo a soñar con Nueva York. Bajamos del avión. Es de noche. Enseguida reconozco la silueta de la Estatua de la Libertad, más esbelta de lo que creía, junto a una masa abstracta de edificios. Vamos andando por la ciudad –amanece, ciel gris- y divisamos monumentos conocidos en lontananza: el puente de Brooklyn, el edificio Chrysler. Llegamos a un barrio periférico, junto a un descampado y un parque.

La estatua de la libertad y el estanque de patos (agosto 2004)

Subimos a la Estatua de la Libertad de Nueva York. Ha anochecido. El monumento es altísimo, como un rascacielos. En lo alto, en el interior de la cabeza de la libertadora, hay habitaciones donde se puede pasar la noche. Pero no hay barandillas ni muros, de modo que paso la velada con gran ansiedad, por el miedo a caer. Ni siquiera me atrevo a mirar el 'skyline' de la ciudad. Temo que si asomo la cabeza olvidaré los pies y perderé el equilibrio. Pasa la noche, amanece y bajamos de la Estatua. En una plaza hallamos un estanque repleto de patos de todos los tamaños, desde patos grandes hasta patos diminutos como insectos, invadiendo las aguas. Decido darme un baño y me lanzo al estanque. Al salir tengo el cuerpo lleno de patos minúsculos, que se aferran a mi piel con el pico, como pequeñas ventosas. Tras un largo esfuerzo consigo deshacerme de ellos.

Las serpientes caníbales (agosto 2004)

Es de noche. Salgo a la calle con mis amigos y rodeamos un sitio concurrido, con bares y discotecas. En las esquinas de las paredes hay una sustancia verde y viscosa, parecida a la que se utiliza como matarratas. Nosotros, ingenuamente hurgamos con los dedos en la sustancia verde y nos la comemos. Poco después vemos dos serpientes. Una está devorando la otra. Para conseguirlo, debe dilatar su boca al máximo. Aparece una tercera serpiente y engulle a la primera depredadora. Un vigilante nos emplaza a llevarnos los restos del banquete: sólo ha quedado un pellejo de serpiente sobre un cartón. Alguien nos advierte que la sustancia verde eran excrementos de serpiente y nos invade el asco.

Me quedo sin habla (diciembre 2004)

Estoy postrado en la cama. No puedo abrir los ojos. Levanto los ojos para que alguien me ayude. Viene mi padre y me endereza en el suelo. Aun asi no consigo despertar. Sólo puedo habar con un hilo de voz muy baja.

La visita de la sombra (novie,bre 2004)

Alguien ha entrado en mi cuarto: creo que se trata de mi madre. No la puedo ver, pero toma el aspecto de sombra negra. Se estira a mi lado y me susurra algo. Después se va.

Llamada al móvil (agosto 2004)

Tras un día de playa y sol intensos, sufro una terrible pesadilla. Intento despertar y sueño que me levanto de la cama varias veces. Suena el móvil. Una voz femenina me anuncia que estoy perdido; voy a morir. Sorpresivamente me invita a visitar un prostíbulo. Estropeo la tapa del teléfono con mis manos nerviosas. Me asalta la sensación de no controlar nada: estoy en manos de fuerzas oscuras muy poderosas.

En otro de los ‘falsos despertares’ me levanto de la cama, voy al pasillo y me arrastro hasta la habitación de mis germanas. Pido ayuda a mi hermana Cristina con un hilo de voz. Ella cree que bromeo.

Sin rostro (noviembre 2003)

Voy al lavabo y me miro al espejo con la certeza de estar desfigurado. En efecto, no tengo rostro. El lugar de la cara está ocupado por una sombra u oscuridad gris. A veces, consciente de que se trata de un sueño me fijo especialmente, con curiosidad para saber cómo será mi cara deformada ante el espejo.

Parálisis nocturna y falso despertar (habitual)

Se trata de una vivencia extraña durante los primeros minutos de sueño o bien por la mañana. A menudo me ocurre cuando estoy cansado –tengo más fatiga que sueño- o he tomado cafeína –caigo rendido de sueño pero no puedo dormirme del todo-. Me adormezco y noto una sensación de hundimiento muy desagradable, como si quedase atrapado en un mar inconsciente. Me percato de la situación e intento despertar a la fuerza, una vez tras otra. Pero no puedo. Noto que estoy inmóvil. Me falta el aire. Me angustio más y más. Cada vez que intento despertar es como si quisiera subir desde el fondo del mar hasta la superficie haciendo esforzadas espirales.

En ocasiones -y aquí empieza la fabulación onírica- si no consigo despertar en la realidad, despierto en el sueño: me levanto, ando por el pasillo, pido ayuda a mis familiares; a veces incluso salgo de casa. Mi cuerpo esá débil, blandengue, casi paralítico. A partir de 2007 se reducen los episodios de parálisis, pero permanecen los 'falsos despertares'.

Mutilados y peces (abril 2004)

Avanzamos por un río o zona inundada, donde el agua nos llega a las rodillas. Estamos en Barcelona, cerca de las torres olímpicas. Llegamos a un lugar lleno de personajes extraños que exhiben peces como si los quisieran vender: los muestras, los lanzan, se les escapan de las manos. Son personas con el cuerpo deshecho; a una mujer le faltan los brazos. Uno de los personajes mutilados coge el cuerpo de otro y lo agita bajo el agua, como si fuera un pez o una mercancía. Todo está descompuesto y se mueve sin cesar. Me evoca los leprosos, los bazares y los indios bañándose en la época del monzón.

Las palomas enormes, el templo oscuro y el monje ahogado (enero 2004)

Me hallo en un bosque de matorrales muy escarpado, y veo muchos animalejos a mi alrededor. Sólo recuerdo unas palomas gordas de proporciones enormes, que caminan en fila india. Al principio las confundo co leones, ya que por su tamaño parecen fieras.

Cerca de mí hay un hombre. Le pregunto sobre los animales. No recuerdo la respuesta. Aquel tipo pertenece a una religión extraña que, según me dice, sólo se puede vivir en la oscuridad del templo. Me lleva hacia ese lugar de culto: es de planta circular y parece una mezquita o un templo hindú. Está totalmente a oscuras, pero brillan pequeños destellos verdes.

En otro lado, veo un monje con hábito franciscano estirado de espaldas o ahogado dentro de una tienda de campaña inundada de agua. Llevado por las suaves ondulaciones del agua, el cuerpo del monje se desliza de un compartimiento a otro de la tienda.


Iglesia de colores (enero 2004)

Entro en la iglesia gótica del Pi de Barcelona con mi madre. Inesperadamente, el interior no es oscuro y austero, sino tapizado de miles de colores. Se ha convertido en algo parecido en un parque temático, con exposiciones, escaparates, objetos recreativos y muchos turistas curiosos. Suena la banda sonora del telefilm ‘Jesús de Nazareth’ de Franco Zeffirelli.

El coche imposible (enero 2004)

Mi padre, mis hermanos menores y yo vamos a Ordal, el pueblo de mis abuelos maternos. Conduce un sacerdote, y nosotros nos sentamos detrás. El conductor está situado hacia nosotros, como si llevase un palé. Me invade la zozobra: vamos sin apenas equipaje.

martes, 1 de mayo de 2007