jueves, 23 de diciembre de 2010

Montañas lejanas, la Sagrada Família y Colón (22-23 enero 2010)


Me encuentro con compañeros del trabajo en una fría llanura, en un paraje de alta montaña. Me doy cuenta de que, desde allí, se divisan muchas cimas catalanas, como el Puigmal, y otras tantas que aparecen en el horizonte a nuestro alrededor. A lo lejos se ve la silueta imponente de la Sagrada Família de Barcelona, terminada con sus 18 torres como un oscuro bosque de agujas; también emerge, mas cerca, el perfil del monumento a Colón y, todavía más cerca, una pequeña reproducción de la Sagrada Família, de unos 5 metros de altura. Junto a nosotros, un corresponsal de la emisora Rac 1 hace una conexión en directo; al parecer, estamos a la espera de un gran acto o un acontecimiento noticiable.

Sin cámara en Estambul (14-15 diciembre 2010)


Acompaño a mi amigo Jose a un viaje a Estambul. Al principio sólo acudo como acompañante, como puro trámite, pero, caminando por las avenidas modernas de la ciudad, entre el fragor de las terrazas y el ambiente soleado, empiezo a tener ganas de visitar la urbe, con todos sus míticos monumentos, como el templo de Hagia Sofia. De repente, recuerdo que no llevo cámara fotográfica y el percance me desasosiega. Así que me dirijo a mi acompañante, que ya no es Jose sino una chica, y le pido que me preste su cámara; a cambio, yo le perdonaré una pequeña deuda económica.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Viajo solo a Marrakech y tengo un hijo (11-12 diciembre 2010)


1 viaje solitario. Viajo solo a la ciudad marroquí de Marrakech, después de la visita que hice con Laura. Con aire decidido e improvisador, cojo el avión, llego al aeropuerti y me subo a un taxi en dirección a la urbe (tal como hicimos en la vida real). En este caso, la conductora es una mujer árabe oronda y de trato amable. 

De repente, caigo en la cuenta de que no he cogido el cargador de la cámara para hacer fotos. Nervioso, saco la cámara y veo que está con la batería bajo mínimos: una pila de color rojo parpadea en la pantalla. Entonces aprovecho una parada del taxi para bajar y meterme en un gran bar-restaurante de carretera. Al parecer, los camarareos hablan en castellano, así que me dirijo a ellos para preguntarles si puedo usar los enchufes; asienten, y, aliviado, conecto la cámara a la corriente (sin necesidad de cable, por lo visto). Me complace pensar en los atardeceres color malva en el desierto, y otras bellas estampas que podré inmortalizar.

2 tengo un hijo. Sueño que soy padre. Estamos ya en la habitación del hospital; Laura se encuentra tumbada en la cama, y, en la cuna, está el bebé, de cabeza y frente muy grandes, pero de facciones muy pequeñas y delicadas. Lo cojo en brazos, algo tembloroso, y creo advertir que se parece mí. Enseguida empiezan a llegar familiares, como los tíos de Laura. Me siento emocionado y sobre todo crecido como persona, por mi nueva condición de padre, aunque todavía me cuesta hacerme a la idea y saber cómo actuar.


martes, 7 de diciembre de 2010

Me acecha un enorme mosquito-araña de madera (6-7 diciembre 2010)


Sueño que estoy en mi cama y despierto con un acuciante golpeteo en la cabeza. Al levantar la vista descubro un enorme mosquito o tábano, de unos 20 cm de alto, que me martillea una y otra vez con sus tentáculos, hechos de madera. Se parece al tábano-de-caballitos-de-madera que aparece en libro 'Alicia a través del espejo' de Lewis Carroll. Contrariado y agobiado, salgo de la habitación, agarro al bicho y empiezo a forcejear con él hasta destrozar una a una todas sus patas, que se revelan como finas láminas de madera. En una casa extraña (que no existe en la realidad) me acerco a una habitación donde están mis padres y he aquí que mi padre me entrega una tarjeta de crédito a nombre de Mariano Rajoy (?). Aprovecho para preguntarles acerca del mosquito de madera, como quien habla de una molestia cotidiana, pero a ellos no parece afectarles la extraña especie.