viernes, 25 de enero de 2013

Misión fallida de astronautas-pulpos (finales enero 2013)

Una mujer convence a un grupo de personas para que se embarque en una apresurada misión espacial, a bordo de una pequeñísima nave, como un helicóptero. La mujer tiene una prisa extraña, está nerviosa. Yo también formo parte de la tripulación, como observador externo. En pleno vuelo, empiezan a ocurrir hechos inesperados: los tripulantes se van deformando y engordando hasta convertirse, sin darse cuenta, en una especie de pulpos-alienígenas llenos de arrugas y tentáculos. La mujer mira al tripulante más gordo y susurra: "Por favor, que no se engorde cuatro quilos más", ya que en su caso reventaría el traje y se descubriría todo. Además de las aberrantes metamorfosis, la cubierta de la nave revela enseguida una serie de agujeros, por donde se cuelan lluvias y vientos. Asustado, presiento nuestra muerte inminente.

jueves, 17 de enero de 2013

De rodillas en el cementerio, perseguido por el zombi de Poncio Pilato (mediados enero 2013)

Sueño-pesadilla de lo más extravagante. Nos desplazamos en coche hasta un cementerio situado a las afueras de Ordal, el pueblo de mis abuelos maternos. Vamos a participar en un acto en memoria de mi abuelo materno que, dentro del sueño ya ha fallecido hace tiempo (no en la vida real). 

Al llegar, nos colocamos en una curiosa disposición: todos en pareja, dándonos la mano con nuestro compañero, de rodillas y formando fila, una pareja tras otra. A mí me toca formar pareja con un señor mayor, que resulta ser el hermano mayor de mi abuelo (acaso su hermano Joaquim, éste sí, difunto en la vida real). Vamos andando de rodillas, como en una especie de ritual, a lo largo del cementerio, mientras musitamos avemarías y padrenuestros. Al pasar por el ataúd de mi abuelo, mi acompañante se emociona y solloza. Me compadezco de él, imaginando qué sentiría yo si muriese un hermano mío. También pasamos por la tumba de mi abuela materna (aunque tampoco ha fallecido en la vida real).

Por alguna extraña razón, el cementerio es a la vez un gran yacimiento de vestigios de la época de Jesucristo, como si estuvieran allí enterrados todos los protagonistas de los evangelios. Confío hallar algún rastro de Jesús pero, en vez de eso, veo surgir un hombre monstruoso, muy alto y amenazante. Enseguida comprendo que se trata del zombi de Poncio Pilato (!) y echo a correr despavorido. A partir de este momento soy una mujer, más concretamente la actriz Laura Dern, que también huía aterrada de los monstruos en 'Jurassic Park'.

Desesperado/a, agarro un gran objeto contundente, una especie de tapa metálica o de plástico con partes agudas y afiladas, y golpeo con él al zombi, de modo hiperviolento e insistente, hasta que el cuerpo de mi perseguidor queda horrorosamente roto y desangrado, aunque aún se mueve. Huyo a toda prisa. El zombi queda recluido en un cuarto, la última habitación del segundo piso de la casa de mis padres. Voy mirando atrás para ver si me va a la zaga, pero sólo se ve la silueta iluminada de la puerta entreabierta. Salgo a la calle sobresaltado, y entonces oigo la voz del zombi, que ha adoptado el timbre de un tertuliano radiofónico (Joan L.). Con entonación sarcástica, suave y pausada, el zombi se refiere a mí como "esta chica" y asegura que mi miedo se debe a que soy "una reprimida sexual" (?).

(Quizá soñar con Pilato se debe a que estoy leyendo 'El maestro y Margarita' de Mijaíl Bulgákov, novela satírica donde se habla de una excéntrica visión sobre el prefecto romano con un manto forrado de rojo sangre).

martes, 15 de enero de 2013

Entro en una iglesia de colores y al salir se derrumba (mediados enero 2013)

Sueño peculiar. Estoy en Madrid y entro en una iglesia, siguiendo a una monja de modos amables y silenciosos. La iglesia pasa desapercibida en el exterior, encajonada entre bloques de pisos y sin fachada. Subimos por una escalera algo oscura. Siento claustrofobia. Finalmente llegamos a la sala del templo propiamente dicho, un lugar de lo más insólito. Todas las paredes están absolutamente cubiertas de pinturas multicolores, con escenas de Cristo y de la Virgen de estilo neobizantino. Además, todos los ángulos y escalones son ostentosamente redondeados, suaves, como si se tratase de colchones de feria infantiles, por donde se pudiera bajar sentado, deslizándose como se hace por los toboganes. Hay una ventana abierta, desde donde veo también otras pinturas y símbolos que me fascinan, a la vez que me crean inquietud. Lo más asombroso ocurre al final. Justo al salir de la iglesia, el templo se derrumba súbitamente. Me quedo estupefacto por la extraña casualidad.

domingo, 13 de enero de 2013

El esqueleto de mi abuela (mediados enero 2013)

Pasado un tiempo del fallecimiento de mi abuela paterna, nos convocan para ir al lugar de su tumba y adecentar sus restos mortales. Entramos en una especie de galería subterránea, donde se conserva el ataúd junto a otros muchos muchos. Algo espantado y sobresaltado por las circunstancias, procedo a abrir la tumba para extraer cuidadosamente el esqueleto. Me sorprenden sus pequeñas dimensiones, y me invitan a pensar hasta qué punto la muerte nos hace menguar a todos. Todos realizan tareas y, en cuanto a mí, me ocupo de extirpar al esqueleto una especie de cuerno o gran tornillo que le ha salido justo en el centro del cráneo. Lo hago con toda la frialdad y sentido del deber que puedo, intentando superar el dolor por su muerte y la decadencia de sus restos.

miércoles, 2 de enero de 2013

Paloma-dragón-perro diabólico (principios enero 2013)

Estamos en Ordal, el pueblo de mis abuelos maternos. Celebramos una fiesta con mucha gente. La casa parece multiplicada, con muchas y amplias estancias. Charlo distendidamente con una señora de unos 60 años, que no conocía, y a quien le cojo cariño.

Más tarde estamos en el jardín cuando, de repente, aparece un extraño animal, como agitado. Tiene el aspecto de una paloma, al principio parece inofensivo, pero enseguida muestra su hocico como de cocodrilo o dragón (en otros momentos se asemeja a un perro). No tardamos en darnos en darnos cuenta de que se trata del mismo Maligno, tomando la forma de este animal mutante. Con rapidez furiosa, la criatura rapta al perro de mis abuelos, Estel, y también se lleva al infierno a la señora con la que había hablado. Siento un gran espanto y pesadumbre.

Multiplicación de lunas y fin del mundo (finales diciembre 2012)

Es de noche. De repente aparecen varias lunas en el cielo, en una alineación que en cierto modo esperábamos los asistentes. Están mis padres. El espectáculo me hipnotiza y apenas intuyo lo que va a ocurrir: grandes temblores y convulsiones que anticipan el fin del mundo.

Por algún motivo, el desarrollo del apocalipsis va ligado al despellejamiento de mi dedo (estos días tengo mucha sequedad en las manos), que se va pelando como una naranja alrededor de la yema. Llega mi padre e intentamos que ayude a detener el proceso, contando una historia en voz alta que, como raro ritual, invierta la situación.