viernes, 28 de diciembre de 2018

Visitantes engañadores con un crucifijo (diciembre 2018)

Soñado una mañana de un día festivo, con descanso inquieto y algo de insomnio. Sueño frecuente de 'visitantes' y voces en mi casa, que suelen aparecer en el tránsito del sueño a la vigilia (alucinaciones hipnopómpicas).

Esta vez oigo unos ruidos y voces bruscas. Al parecer, unos ladrones han entrado en mi casa. Me asusto. Me inquieta mucho no poder despertar del todo para manejar la situación; me siento tremendamente vulnerable. Oigo ruidos en el comedor.

Más tarde oigo la voz de mi hermana pequeña, Alícia, que me reclama con el señuelo de cierta mujer que me espera en la puerta del edificio. Estoy convencido de que todo son falsas apariciones, disfraces y ardides de espíritus malignos.

Me levanto y voy al comedor con el propósito de expulsar a todos estos demonios, como he hecho otras veces. Veo unos personajes algo siniestros: una mujer ataviada como la Virgen María y un gran crucifijo cargado a espaldas de alguien que no acabo de dilucidar.

La falsa Virgen María me conmina una y otra vez a hacer una crucifixión, no sé si a mí o a otra persona para que yo lo vea. Lo rechazo enérgicamente y ella, al darse cuenta de mi recelo, dice que no pensaba crucificar a ninguna persona, sino algun animalillo o ave.

Sus explicaciones no me convencen y los expulso a todos por la puerta y por la ventana, con grandes gesticulaciones, gritos y plegarias como exorcismos.


Se pierde la segunda piel de mi sobrino (noviembre 2018)

Pesadilla muy angustiosa. En la vida real, hoy no he podido llevar a mi sobrino Quim a la guardería, como hago cada mañana. Mientras duermo, por la mañana, sueño que su cuerpo se pierde y se desmonta por mi culpa.

En el sueño, voy a llevarlo a la guardería con el cochecito. A medio camino, descubro horrorizado que me he dejado la otra 'mitad' del niño, una especie de segunda piel o carcasa que es lo que le da alma y movimiento. Él permanece con la mirada perdida, como inerte. Dejo el cochecito y retrocedo, corriendo, en busca de la segunda piel de mi sobrino. Voy corriendo a todas partes, también a mi trabajo, por si está allí.

Finalmente, es mi abuelo materno, Eudald, quien le encuentra y lo mete un rato dentro de un horno porque, al parecer, es la manera de que tome cuerpo de nuevo y reviva.

Aliviada la tensión, caigo al suelo y lloro amargamente, sintiéndome muy culpable y descuidado.


Cantando en calzoncillos en el trabajo (noviembre 2018)

Estoy en el trabajo. La zona del comedor está de obras, están ampliando el perímetro. Estamos todos desinhibidos, como si estuviéramos en casa. Yo voy en calzoncillos y estoy cantando despreocupadamente canciones de Mecano y otras. Los operarios también van sin camiseta.


Mi abuelo muerto revive; mi abuelo vivo muere (noviembre 2018)

1. Mi abuelo paterno, Cristino, fallecido en la vida real hace unos meses, aparece en mis sueños por enésima vez. Esta vez me lo encuentro andando por la casa de Ordal, el pueblo de mis abuelos maternos. Solamente le veo yo. Me ilusiona porque confirma que anteriores visiones no eran espejismos.

2. En cambio, mi abuelo materno, Eudald, vivo en la vida real, muere en mis sueños. Contrae una extraña enfermedad que le colorea la cara de azul. Parece una rara fiebre, muy grave y dañina. Le acompaño muy cerca en su agonía en la cama. Se va consumiendo y empequeñeciendo hasta convertirse en una funda del tamaño de una mano. Mi madre lo recoge y dice en voz alta, amarga y resignadamente, que ni siquiera eso quedará de él. Yo me quedo en la cama llorando. Viene mi hermana Cristina y sus hijos pequeños a consolarme.


Excursión solitaria en Madrid (noviembre 2018)

Voy de excursión a Madrid, yo solo, y paso allí todo el día. Sueño habitual de turismo melancólico. Al atardecer dejo mi bicicleta en un aparcamiento dentro de un teatro en el que no había reparado antes. Ya de noche, de lejos se divisa la cruz enorme del Valle de los Caídos. Paseo por caminos de matorrales.


Devoraciones entre comadrejas y gatos (noviembre 2018)

Estamos en Ordal, el pueblo de mis abuelos maternos. Asisto a una serie de devoraciones entre pequeños animales (sueño que reaparece de vez en cuando, y en el que siento una oscura fascinación por estas escenas). En un caso, una comadreja escapa corriendo de la correa con la que permanecía sujetada y se lanza contra cierto animalillo para hincarle los dientes y comérselo. En otro caso, es un gato que devora a otro gato.


Mi abuelo lleva en camilla a mi madre (noviembre 2018)

Veo a mi abuelo paterno, Cristino (fallecido en la vida real desde hace unos meses), sorprendentemente alto, fornido y sano, llevando a mi madre en una camilla. Curiosamente, en la vida real era mi madre quien cuidaba de él. Le pregunto a mi abuelo como está, le digo que le veo muy guapo, y me responde con seguridad.


En el cásting de OT (noviembre 2018)

Sueño que se ha ido repitiendo durante los últimos años. Esta vez coincide con una nueva emisión del programa. Me presento al cásting del talent show musical 'Operación Triunfo' (TVE). Se hace en un teatro. Al parecer, mi actuación causa buena impresión e incluso desplazo a un concursante veterano, Álex C. Apunto con lápiz, en una targeta, la información que me da la directora de la academia, Noemí G. Sin embargo, pasan las horas y no me vuelven a decir nada.


App que hace aparecer libros (octubre 2018)

Encargo libros por Spotify y aparecen físicamente, al instante. El invento me entusiasma. Algunos son ediciones antiguas, forradas con plásticos y medio desencuadernadas. Se lo enseño con orgullo a mi amigo Sergi. Le muestro un libro donde se lee "Teresa Tardor", que por algún motivo alude a la periodista Glòria Serra.


Diluvia en Ordal, mi abuela indefensa (octubre 2018)

Es de noche. Diluvia en Ordal. Mis abuelos maternos, que son de allí, se recogen en casa como pueden. Agotados, se estiran en las sillas del comedor. Mi abuela está desnuda. Los intento ayudar para ir al dormitorio, pero me dicen que no hace falta.



Descubro un nuevo baño (octubre 2018)

Sueño recurrente. Descubro nuevas estancias en mi casa. Esta vez, un nuevo baño, que decido usar preferentemente a partir de ahora.

Amigos en la cárcel por el proceso independentista de Catalunya (diciembre 2018)

Sueño que algunos de mis amigos y conocidos son encarcelados por el proceso independentista de Catalunya. Se les acusa de agitadores, rebeldes, etc. Entre ellos están algunos amigos de mi hermano mayor, Ismael, y también Sergi, amigo y compañero del trabajo. Voy a visitarlos. Están todos en una misma celda grande, una especie de internado, y parecen activos. Me preocupo por el estado de Sergi pero, hablando con él, compruebo que mantiene sorprendentemente la serenidad e incluso cierto buen humor. Admiro su capacidad de adaptación.

Incendio en las vacaciones de montaña (diciembre 2018)

Voy a pasar unos días a una casa de montaña con mis padres y algunos de mis hermanos. Todo parece idílico, pero de repente se declara un incendio y el fuego empieza a arrasar la montaña con una velocidad endiablada, como un tsunami encendido, avanzando en línea recta. Mi madre se desespera, no sabemos si estaremos a tiempo de huir.

Guerra en Barcelona y refugio en la montaña (diciembre 2018)

A raíz del proceso independentista de Catalunya, estalla una nueva guerra civil que, al parecer, todos temíamos pero no habíamos verbalizado. El inicio del conflicto me sorprende junto a mi familia, paseando por el centro de Barcelona en lo que parecen las fechas navideñas. Por desgracia, andamos dispersados, así que cuando suena la alarma de los bombardeos apenas puedo proteger a nadie. Solamente veo a mi hermano pequeño Lluís, a unos metros de mí. Aparece con unos 10 o 11 años (en la vida real tiene 28). Corro hacia él instintivamente y le cobijo. 

Emprendemos una larga marcha de civiles, huyendo a pie, presas del pánico. Atravesamos un largo túnel oscuro. Nos palpamos las manos entre nosotros, con el de delante y con el de atrás, para no desorientarnos, hasta que llegamos a un sitio relativamente seguro, apartado de la ciudad. El suelo está lleno de nueces con cáscara, y una guía del grupo nos dice que recojamos todas las que podamos, ya que son lo que más alimenta en casos de hambruna y escasez. Recopilo muchas nueces con ansia, temiendo que no serán provisiones suficientes.

Debo reunirme con el resto de mi familia. Lluís y yo llegamos a la falda de una montaña de Collserola, cerca de Molins de Rei y el Papiol, en el Baix Llobregat. Desde allí tenemos una vista hermosa e imposible: se ve Barcelona, la estatua de Colón, la montaña de Sant Antoni... todo ello en un mismo escorzo fotogénico y luminoso. Cerca de allí, me reencuentro con mi familia en una especie de albergue y lloro de emoción. Mi madre dice que ella y yo podemos superar mejor esta situación tan dura, ya que estamos medicados con antidepresivos o ansiolíticos.

Dentro del albergue, permanecemos atentos a la radio y al sonido de los aviones, con el corazón en vilo. Poco a poco, la casa va haciéndose más amable, y la situación menos dramática. Mis padres salen al exterior con mi sobrina Abril, y les hago fotos junto a pequeños caballos que merodean por allí. Para mis adentros, me reconcome pensar como sobrellevaré la situación de escasez, la falta de ropa y de alimentos, y me pregunto a qué estaré dispuesto a renunciar.

La guerra se va disipando hasta que termina o se declara una tregua.