martes, 23 de junio de 2009

Me encuentro con famosos, persigo a un gato y Mr Increíble quiere morir (22-23 julio 2009)


Larga siesta diurna con muchísimos sueños.

1 Con famosos. Estoy en una sala de gimnasia (parecida a la sala de dinàmica de mi escuela), donde veo a Coco Comín, la coreógrafa y miembro del jurado del programa de televisión Operación Triunfo. Lleno de curiosidad, pregunto a Coco si le molestan los ácidos comentarios de Risto Mejide: me responde que sí, aunque todos deben hacer su trabajo. Mientras hablamos, un grupo de niños ensaya una caótica coreografía: uno de ellos está disfrazado de lobo, con una enorme máscara sobre la cabeza (al estilo de los indios norteamericanos), y el resto de chiquillos van huyendo disfrazados de palomas o perdices.

Voy encontrando otros famosos y celebridades. Llego a una finca rural, parecida a la casa de mis abuelos maternos en Ordal, y veo a las actrices Emma Vilarasau y Mercedes Sampietro, a quienes recuerdo por el culebrón de TV3 Nissaga de poder. Y finalmente también me entrevisto con el escritor Baltasar Porcel, en este caso en plena calle, en un banco.

2 El gato. Aún paseando por la finca rural, veo a un gato amenazante dentro del recinto. El felino me desafía con sus muecas. Aun así, venzo el miedo y salto la reja para perseguirle. El gato huye despavorido, mientras yo voy saltando obstáculos. Al fin, el animal escapa convirtiéndose en murciélago con cara de gato.

3 Tengo tres o cuatro días de fiesta seguidos en el trabajo. Pienso que aprovecharemos para hacer excursiones a Barcelona.

4 Mr Increíble. Empieza una película. Aparece la casa de Los Increíbles, la familia de superhéroes del film de Disney-Pixar. Vemos a Mr Increíble, el padre de familia, cómo se levanta de la cama y se ducha mientras canturrea algo sobre su "casa de Tokyo". En el sueño voy dibujando los personajes, como si fuera un boceto preparatorio. Trazo con especial ahínco los brazos nervudos de Mr Increíble.

Enseguida, el relato se convierte en un drama. Mr Increíble se pone serio y toma asiento para hablar con su mujer. Al parecer tiene una grave enfermedad y quiere que le apliquen la eutanasia. "Sé que debería pensar en los buenos momentos que hemos pasado juntos, pero prefiero irme".

5 En el propio sueño, intento apuntar todas estas historias oníricas, pero apenas consigo un trocito de papel impreso, y además la calle está llena de lluvia y barro.

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