viernes, 11 de mayo de 2007

La bañera vertical (mayo 2006)

1 Ante mí se alza una bañera vertical. Por encima del agua del cilindro imposible vuelan unos peces azules. Son grandes, chatos como hojas secas y llenos de largos pinchos. Los peces-erizos se desparraman de repente al aparecer una enorme cabeza de tiburón, con las fauces abiertas. Es una cabeza brillante y plastificada, como de juguete. El depredador absorbe a los peces con una invisible lengua de camaleón. Sin embargo la presa es demasiado grande y escapa de los colmillos. En este punto soy yo el que está en peligro, puesto que los peces-erizos tienen un cuerpo espinado y pueden herirme. En un momento de despiste salgo a la superficie y un pez me pica con una de sus agujas azules. Enseguida se me hincha en la muñeca una enorme y turgente ampolla. Asustado, pregunto al guardián de la bañera si la herida es mortal. "No te preocupes", responde.

2 Estoy en el trabajo en calzoncillos. Me doy cuenta y voy a vestirme.

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