Reparece una ciudad renacentista-plateresca ya soñada en otras ocasiones (mezcla de Florencia, Venecia y Salamanca, con una plaza estrecha y porticada, situada justo tras la gran catedral, que también se repite a menudo. Nuevamente, lo más apasionante de la ciudad es el itinerario que hay que seguir –la ruta conocida, mítica, recordada, que se repite una vez tras otra- para llegar a cada uno de los monumentos.
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