sábado, 15 de abril de 2017

Peatones por mi casa (abril 2017)

De nuevo, sueño con arquitecturas laberínticas y sensación de desorientación, muy frecuentes estos días. Esta vez estoy en mi piso y descubro que hay un gran pasillo externo, rodeando el habitáculo, que forma parte de la casa y a la vez está abierto y comunicado con el exterior. Tanto es así que no para de entrar y salir gente que procede de un centro médico de atención primaria. Llegan algo atolondrados y pasan por en medio de mi piso. Voy al centro médico para quejarme por la situación. Me responden que ya conocen el problema y que están trabajando para solucionarlo. Tengo una sensación ambigua: el ir y venir de extraños me supone una molestia, pero a la vez es como un estímulo, una distracción; o quizá algo a lo que debo resignarme cuanto antes.


Boston portuario y laberíntico (abril 2017)

Viajo a una gran ciudad americana que identifico con Boston. Veo la gran panorámica del puerto, al atardecer. La ciudad es muy grande, cosmopolita y ajetreada; pero sobre todo observo mucha pobreza, más de la que he visto en Europa. Voy recorriendo calles paralelas al puerto, y, por algún raro efecto laberíntico, voy a parar al interior de restaurantes. La gente que está dentro, comiendo o cenando, o los propietarios, sonríen con familiaridad, como si ya estuvieran acostumbrados a que llegara gente de rebote y sin saberlo.

miércoles, 5 de abril de 2017

Boda al desnudo (finales marzo 2017)

Me caso con L. S. después de una decisión atropellada y a la vez entusiasmada. En un ambiente caótico, la llevo desnuda sobre mis espaldas, como si fuera un niño pequeño, y no sé adónde ir, mientras los familiares y amigos merodean alrededor.

Descubro que soy padre (principios abril 2017)

Tras años de haber cortado nuestra relación, L. S. viene a visitarme a mi casa en compañía de una niña pequeña, de unos tres, cuatro o cinco años. L. S. me cuenta que es nuestra hija, a la que yo ignoraba por completo y que ella había estado cuidando. Me fijo en la chiquilla y me cautiva el parecido físico con su madre: delgada, facciones marcadas, ojos grandes y oscuros. La niña se encariña conmigo y yo con ella. Acomoda la cabeza sobre mi brazo y me siento muy conmovido. Siento la satisfacción de ser padre y a la vez la desazón por no haberlo sabido durante todo este tiempo.

Humedales en África e India y el feligrés que se autotatúa (finales marzo 2017)

1 Viajamos por extensos paisajes de África y la India. Pasamos por zonas llenas de lagunas y cultivos parecidos a arrozales. Entre los humedales hay un montón de gente, empapándose, jugando o más bien sanándose de alguna manera, como en una especie de baño ritual del Ganges. Me fijo en un grupo de niños que juega mientras una anciana está esperando, como si aguardara su turno. Recuerdo también abundancia de fauna, aunque no recuerdo qué especies. Nota: soñado un día después de la presentación del libro 'No somos refugiados' de mi amigo Agus Morales, donde explica sus experiencias como periodista en varios países, entre ellos la India o Afganistán.

2  Estoy en una iglesia rural de Castilla. Un cura está profiriendo una homilía altisonante, insultando a diestro y siniestro e informando erróneamente acerca de que ciertas personas han fallecido (cita al político P. López). Un feligrés, por otra parte muy asiduo de la parroquia, se va apuntando todos los mensajes del predicador sobre su propia piel, en forma de tatuajes. Parece que también se tatúa todo tipo de mensajes personales, como si su cuerpo fuera una pantalla repleta de whatsapps, un palimpsesto infinitamente acumulativo. Lo observo todo en compañía de un personaje que a veces es mi padre y a veces mi amigo Jesús G. B., y que siempre adopta una actitud de bonhomía y cierta condescendencia.