sábado, 4 de octubre de 2008

La marea, Barcelona medieval, el perro rubio, la burbuja de saliva y volando como una sirena (3-4 octubre 2008)


1 Viajo con un amigo a una ciudad costera soleada y repleta de vestigios antiguos. En busca de emociones fuertes, me meto entre las multitudes para intentar que haya disturbios y me detengan. No consigo nada de eso, así que me marcho cabizbajo al atardecer. Aunque se ha hecho tarde, el día aún es claro: veo la hermosa bahía de la ciudad iluminada e intento consolar mi frustración adentrándome en el paisaje.

Voy resiguiendo la playa rocosa y escarpada, lentamente, melancólico, hasta que, de repente, empieza a subir la marea. Las olas me alcanzan, y en la playa todo el mundo se pone a trepar por las rocas. Me agarro a un salvavidas hasta llegar a un sitio más seguro. Llevo tejanos y sufro por mi móvil; por suerte aún funciona. Cuando se calma la situación, una madre hace gala de haber visto muchas mareas y dice a las niñas que hay por allí: "Conocemos esta costa más que a vosotras". Todavía con el mar embravecido, subo al avión para hacer el viaje de vuelta, e incluso allí nos llega la subida de las olas.

2 Estoy con una amiga en una zona elevada del Barri Gòtic de Barcelona. Veo a mi altura, muy cerca e imponente, la Torre del Rei Martí de la Plaça del Rei, cuajada de ventanas y con un brillo como diamantino azulado. Comento a mi compañera que tengo ganas de volver a subir a aquella torre para gozar de una buena vista de la Barcelona medieval.

3 Compro dos perros y los dejo corretear por la finca de mis abuelos maternos en Ordal. Uno de ellos es pequeño y de pelo negro, mientras que el otro es grande, muy peludo y de color rubio blanquecino. Quiero que los perros de algún modo sustituyan a los que murieron y así, por ejemplo, el peludo parece evocar a la perra Ona, un grifón que murió hace años. Sin embargo, el cambio no me convence; siento tristeza y pienso que quizá ha sido un derroche adquirir las dos mascotas.

4 Es de noche. Estoy en el Barri Gòtic de Barcelona con mis amigos José Luis y Javi. Estamos bebidos o algo parecido. De pronto empiezo a hacer una burbuja con mi propia saliva, hasta conseguir una gran esfera de unos 30 cm de diámetro. La burbuja es perfecta y de superfície sólida, casi irrompible. Aun así, José y Javi advierten que alguien me la puede romper. Me voy con mi burbuja al ayuntamiento de Barcelona -¿quizá para resguardarla?-. En el sueño me veo a mi mismo, desde el punto de vista de mis amigos, cómo me voy alejando, haciendo eses, con la burbuja a cuestas, hasta que lo único que se ve de mí són unos círculos concéntricos, como el logotipo de los cigarrillos Lucky Strike.

En el mismo sueño tengo otras habilidades: por ejemplo, puedo flotar en el aire doblando las piernas hacia atrás, haciendo una U, como si fuera una sirena. Volando de esta manera me acerco a un escaparate, donde hay una pareja también mirando a través del cristal de la tienda. El hombre me mira de reojo con desdén.

No hay comentarios: