Soñado durante una mañana de sábado, junto a otros microsueños de falsos despertares y donde mi casa aparece transfigurada de varias maneras, siempre acompañado de una sensación de precariedad e inseguridad.
Salgo de mi cuarto y veo que los interruptores no funcionan. Está todo a oscuras. No solo mi casa. En realidad, ha habido un apagón en toda la ciudad, y quizá en todo el mundo, como el preámbulo de una película apocalíptica.
Veo a Laura, Jose y Javi. Éstos dos últimos, con capuchas, están traginando con cajas y otros objetos para organizar la situación, mientras Laura se lamenta de que apenas hay provisiones y celebra tener por lo menos una pera muy suculenta, que va comiendo y saboreando.