Estoy con mi germana Anna en la que era la casa de mis abuelos difuntos. Ella descubre que podemos crear unos diminutos seres a partir del polvo. Muñecos de polvo. Emocionados, fabricamos cajas, regalos y finalmente seres animados a partir de las motas y pelusas del suelo.
Creo un muñeco de polvo y se endereza, sin cabeza. Le doy órdenes. Se va al cuarto de mi sobrino Quim y empieza a actuar como una persona, de modo inquietante. Quim lo observa atónito.
Entonces ocurre algo impactante. El muñeco de polvo se acerca a mi sobrino Quim, se refriega con él y le roba 'un trozo de humanidad' de la cabeza. El muñeco adquiere ciertas habilidades humanas a la vez que el niño queda parcialmente convertido en un seudo-androide.
Me aterran las consecuencias de nuestro descubrimiento.
Al parecer, por lo que vamos indagando, estos raros duendes del polvo surgieron como herencia de un hombre viudo que murió en circunstancias trágicas y legó los 'juguetes' a sus hijos.