domingo, 29 de abril de 2007

Laberinto mitológico (mayo 1999)

Me hallo en un gran laberinto en forma de escalera colosal que se alarga en espiral hacia abajo. He de ser el primero en llegar a la salida, antes de que lo haga el resto del grupo. Las paredes del laberinto son blancas, pero hay partes pintadas –o desconchadas, humedecidas- de color carne y salmón. Voy corriendo por el laberinto, subiendo y bajando escaleras. Visito largos pasillos por donde corren ríos y canales, como grandes alcantarillas.

Finalmente llego al fondo de la escalera y descubro que no hay salida. En uno de los extensos salones del laberinto hay una especie de muro con figuras mitológicas esculpidas. Distingo tres: la loba capitolina (la que amamantó a Rómulo y Remo, asomando la cabeza por la parte izquierda); la princesa Dánae (amante de Zeus, en medio del muro, a ras del suelo) y el dios Neptuno (ubicado en un balcón u hornacina, arriba a la derecha). Se trata de estatuas vivas: Dánae está peleada con Neptuno y charlan constantemente. La loba capitolina se mantiene más estática y sin embargo resulta más inquietante, como si estuviera agazapada o a la espera de atacar.

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