sábado, 25 de octubre de 2008

A Badalona por la montaña (23-24 octubre 2008)


Estoy en la montaña de Sant Ramon de Sant Boi con mi madre y mi abuelo materno Eudald. A lo lejos divisamos los grandes edificios de Barcelona en el lado Besòs, como el futuro rascacielos de la Sagrera, de Frank O. Gehry. Mi madre propone ir caminando hasta Badalona a través de la cordillera de Collserola. Le advierto que la travesía no es nada fácil, pero ella sigue adelante.

sábado, 18 de octubre de 2008

El tiovivo de ratones y el viaje insulso (17-18 octubre 2008)


1 Escena de dibujos animados. Aparece un personaje parecido al gato Garfield, y su fiel acompañante, el perro Odie. Ambos se suben a una zona elevada y Garfield exclama: "¡que entren las fuerzas de la democracia!". Entonces irrumpe una manada de graciosos ratones azules, de hocicos muy prominentes. Garfield contempla el espectáculo con una sonrisa y, de repente, coge uno de los ratones por el hocico. Se oye un efecto -¡MEC!- de dibujos animados. Juguetón incorregible, el gato empieza a dar vueltas al ratón como una peonza. Depsués coge otro, y otro, hasta que los roedores azules, colgados de la mano de Garfield, forman una especie de tiovivo o círculo de sillas voladoras. Todos los ratones de la manada, al principio desbocados, se van uniendo a la atracción. Tanta atención despierta que enseguida aparecen también personas para seguir el espectáculo: veo sus sombras tomando asiento, como si fuera una sala de cine.

2 Me voy un fin de semana de viaje a Munich, pero apenas disfruto la visita. Lo paso todo muy rápido y me queda una sensación de vacío. Al volver a casa descubro que ni siquiera mi familia se había enterado de mi marcha. Pienso en contarlo a toro pasado: "Sabéis que he estado dos días en Munich...?", pero ni siquiera tengo ganas de eso.

Agobio en el ascensor (16-17 octubre 2008)


Estoy en un edificio muy alto. Subo a un ascensor para acceder a uno de los pisos superiores. La cabina, muy estrecha, está llena de personas, y yo quedo detrás. El ascensor va subiendo muy lentamente. Pienso que en cualquier momento sufrirá una avería y quedaremos encerrados. Cierro los ojos e intento ausentarme mentalmente para pasar el mal rato. Me conjuro para subir por las escaleras la próxima vez, aunque haya muchos pisos.

sábado, 11 de octubre de 2008

Las biblias de mis amigos (10-11 octubre 2008)


Estoy en un local con mis amigos. Más tarde acampamos en un monte verde y húmedo, quizá el Naranco de Oviedo, con las arquitecturas prerrománicas de fondo. Me ausento un buen rato hasta que Mireia me viene a buscar para anunciarme que me darán algo. Al llegar tomo asiento junto a Laura, sobre el césped, y me regalan una biblia preciosa, de grandes cubiertas plateadas. Al parecer, cada uno de nosotros tiene una de estas biblias, como si alguien las hubiera traído a modo de souvenir.

lunes, 6 de octubre de 2008

Hago estrellarse un avión (5-6 octubre 2008)


Estamos en la zona elevada de una ciudad parecida a Barcelona. Voy con otra persona y, de repente, soy capaz de predecirle que, en ese momento, pasará un avión de izquierda a derecha y se estrellará en la montaña. En efecto, el aparato pasa cerca nuestro a todo trapo y se estampa abruptamente, creando una gran nube de fuego. No sólo puedo predecirlo sino también repetirlo una y otra vez; para mostrar mi dominio sobre el tiempo, rebobino y hago estrellarse el avión una y otra vez. Sin embargo, alguien me advierte de la temeridad de mis superpoderes:

- Cada vez que haces estrellarse el avión, el aparato es el mismo, pero las condiciones ambientales cambian. La dirección del viento, la presión, etc, son diferentes en cada ocasión, de modo que el avión puede deslizarse a cualquier otra parte y causar una desgracia mayor.

El aviso me asusta sobremanera, así que dejo de manipular el tiempo.


ACERCA DE ESTE SUEÑO

Por: Doctor Kieslowsky


Cual Prometeo en el mito clásico, aquí el onironauta desafía a los dioses, en este caso robando el fuego temporal y alterando a discreción el orden cronológico. No pasemos por alto el escenario -la montaña y la ciudad a los pies-, propicio a la tentación bíblica del Omnia Tibi Dabo (todo te daré, Mt 4: 8-10), ni tampoco la oscura resonancia iconográfica del terrorismo –los aviones teledirigidos hacia la catástrofe-.

El onirauta teje los hilos del tiempo para jugar a ser dios y también, en cierto modo, para sentir el terrible goce de la calamidad ajena, convertida en una ficción de videojuego, tal como he estudiado con diferentes grupos de adolescentes en mi consulta de Gdansk*. En este sentido, la advertencia final trae el principio de realidad al rescate de la peligrosa ensoñación indolora y, con su palanca moral, hace detener la repetitiva rueda nietzscheana.

De modo que el Eterno Retorno del estallido, que como Dionisos "aúlla eternamente en el desmembramiento" (Camus) y que a ojos del verdugo prometeico luce una “belleza trastornada” –como el brillo de las llamas en la mirada del anarquista barcelonés de la Setmana Tràgica, o la fascinación de la pantalla en los ojos del videojugador- se para en seco ante la conciencia del daño real. Ya no hay videojuego abstracto sino la ciudad de carne y hueso, aquí y ahora.

Pese al atisbo de resolución final, el onironauta debería tomar Empirina Forte, 3 comprimidos al día.

*El sueño como videojuego. Irrealidad y violencia. Sesiones de grupo con 152 adolescentes de Gdansk y Gdynia.
Ediciones Kopernik (Varsovia, 2007).


Dr. Andrzej Kieslowsky
Calle Starowiejska 16 2º piso
00-459 Gdansk
Tel. +48 58 349 12 48 Fax +48 58 349 20 74
E-mail akieslo@hotmail.com


sábado, 4 de octubre de 2008

La marea, Barcelona medieval, el perro rubio, la burbuja de saliva y volando como una sirena (3-4 octubre 2008)


1 Viajo con un amigo a una ciudad costera soleada y repleta de vestigios antiguos. En busca de emociones fuertes, me meto entre las multitudes para intentar que haya disturbios y me detengan. No consigo nada de eso, así que me marcho cabizbajo al atardecer. Aunque se ha hecho tarde, el día aún es claro: veo la hermosa bahía de la ciudad iluminada e intento consolar mi frustración adentrándome en el paisaje.

Voy resiguiendo la playa rocosa y escarpada, lentamente, melancólico, hasta que, de repente, empieza a subir la marea. Las olas me alcanzan, y en la playa todo el mundo se pone a trepar por las rocas. Me agarro a un salvavidas hasta llegar a un sitio más seguro. Llevo tejanos y sufro por mi móvil; por suerte aún funciona. Cuando se calma la situación, una madre hace gala de haber visto muchas mareas y dice a las niñas que hay por allí: "Conocemos esta costa más que a vosotras". Todavía con el mar embravecido, subo al avión para hacer el viaje de vuelta, e incluso allí nos llega la subida de las olas.

2 Estoy con una amiga en una zona elevada del Barri Gòtic de Barcelona. Veo a mi altura, muy cerca e imponente, la Torre del Rei Martí de la Plaça del Rei, cuajada de ventanas y con un brillo como diamantino azulado. Comento a mi compañera que tengo ganas de volver a subir a aquella torre para gozar de una buena vista de la Barcelona medieval.

3 Compro dos perros y los dejo corretear por la finca de mis abuelos maternos en Ordal. Uno de ellos es pequeño y de pelo negro, mientras que el otro es grande, muy peludo y de color rubio blanquecino. Quiero que los perros de algún modo sustituyan a los que murieron y así, por ejemplo, el peludo parece evocar a la perra Ona, un grifón que murió hace años. Sin embargo, el cambio no me convence; siento tristeza y pienso que quizá ha sido un derroche adquirir las dos mascotas.

4 Es de noche. Estoy en el Barri Gòtic de Barcelona con mis amigos José Luis y Javi. Estamos bebidos o algo parecido. De pronto empiezo a hacer una burbuja con mi propia saliva, hasta conseguir una gran esfera de unos 30 cm de diámetro. La burbuja es perfecta y de superfície sólida, casi irrompible. Aun así, José y Javi advierten que alguien me la puede romper. Me voy con mi burbuja al ayuntamiento de Barcelona -¿quizá para resguardarla?-. En el sueño me veo a mi mismo, desde el punto de vista de mis amigos, cómo me voy alejando, haciendo eses, con la burbuja a cuestas, hasta que lo único que se ve de mí són unos círculos concéntricos, como el logotipo de los cigarrillos Lucky Strike.

En el mismo sueño tengo otras habilidades: por ejemplo, puedo flotar en el aire doblando las piernas hacia atrás, haciendo una U, como si fuera una sirena. Volando de esta manera me acerco a un escaparate, donde hay una pareja también mirando a través del cristal de la tienda. El hombre me mira de reojo con desdén.