martes, 27 de agosto de 2013

Tsunami en Helsinki (finales agosto 2013)

Viajo con mis amigos a Helsinki (lo hice hace pocas semanas en la vida real). Nos acercamos a una zona de playa y me asombra el color completamente azul del agua, como si fuera pintura o acuarela. Los bañistas toman el sol tranquilamente hasta que, de pronto, llega un golpe de mar y alcanza las toallas. Me alejo sobresaltado y observo cómo la subida de las aguas deviene progresivamente un devastador maremoto o tsunami. En imágenes televisivas, muestran la catedral blanca de la ciudad destrozándose al paso del agua.

En otro momento, ya ha anochecido y subimos a una montaña o mirador donde se divisa la ciudad casi a vista de pájaro. Nos sorprende que sólo hay tres o cuatro focos o puntos de luz iluminando la urbe. Parece que es un peculiar sistema de ahorro; cada luz es de un color distinto (rojo, verde, amarillo).


miércoles, 21 de agosto de 2013

Laura con los lobos (mediados agosto 2013)

Ando por un camino de montaña junto a mi madre. De repente, oigo unos aullidos lejanos y me asusto. Lo olvido durante un rato hasta que se confirman mis temores: hay lobos merodeando por allí. Me vuelvo hacia atrás y los veo en el camino, a lo lejos, devorando aparentemente a un animal, con ruidos escalofriantes. Me horroriza pensar que nos puedan descubrir y se acerquen a nosotros. Mi sorpresa es mayor cuando me doy cuenta que Laura está al lado de los lobos, junto a algunos de mis hermanos y cuñados (todos hombres). Parecen fascinados por la escena salvaje, sin miedo. Me siento entonces algo rebajado y humillado por mi cobardía; mi miedo se mide entonces con la envidia de las sensaciones fuertes.

De la mano con el alcalde de Barcelona (mediados agosto 2013)

Voy de la mano con el alcalde de Barcelona, Xavier Trias (!). Es como si fuera mi padre, o alguna figura paterna que me acompaña y con quien tengo toda confianza. Le recrimino que me aprieta la mano demasiado fuerte, y él replica que mi mano huele mal (!). Llegamos hasta una zona sórdida y abandonada. A plena luz del día, vemos un gran depósito de componentes de coche, como neumáticos y otras chatarras que se amontonan como en un basurero. Otro hombre que nos acompaña se sorprende del poco material que hay, para el número de coches que tiene Barcelona, a lo que el alcalde frunce el ceño, desdeñoso. Se nos escapa un neumático y salimos corriendo a por él.

Hago pasteles con Ferran Adrià y me enfrento a Urdangarín (mediados agosto 2013)

Innumerables sueños, estos días de agosto, sobre la vuelta al trabajo con todo tipo de posibilidades y recreaciones sobre cómo será este momento. En uno de ellos, regreso al trabajo y me encargan una serie de tareas creativas, como preparar pasteles de fresa (!), acompañado del chef Ferran Adrià. En una de nuestras sesiones, nos encontramos al aire libre. Aparece Iñaki Urdangarin volando (!), con aspecto de saltimbanqui, y secuestra a un hombre. Instintivamente, me lanzo corriendo hacia ellos y rescato a la víctima. Me preguntan por qué lo he hecho y respondo que el volador-saltimbanqui quería matar a ese hombre con toda probabilidad. Me siento orgulloso por mi heroicidad y mi valentía espontánea.

Abuelos parecidos a los míos; mi abuela rejuvenecida (mediados agosto 2013)

Conocemos a un matrimonio de ancianos de unos 80 años. Aunque se muestran más bien desvaídos y parcos en palabras, nos encariñamos con ellos y les hacemos muchas preguntas sobre sus nombres y su vida. Con lágrimas en los ojos, confieso que me recuerdan a mis abuelos paternos Cristino y Cari -ésta última falleció hace pocos años. Mi hermana Anna, que está presente, también asiente.

Otro día próximo sueño que mi abuela Cari ha rejuvenecido extrañamente. Vuelve a estar más delgada, tiene pelo más abundante y se mueve con agilidad. Comento con alguien lo sorprendentes que son sus cambios de estado.

Invitado para hablar de deportes (mediados agosto 2013)

Me invitan para hablar sobre fútbol en el ateneo de Ordal, el pueblo de mis abuelos maternos. Aunque apenas tengo conocimientos en la materia, me preparo con cierta ilusión para mi intervención. Mientras una moderadora va dando turnos de palabra, repaso mentalmente las dos o tres ideas que voy a exponer, centradas en la filosofía de equipo del fútbol, etc (pienso incluso en citar el ejemplo de los triunfos de la Roja). Los parlamentos que me preceden están pobremente pronunciados, y en un tono muy bajo. 

Finalmente, cuando se supone que llega mi turno, la moderadora parece tener mucha prisa y no me da la palabra. En vez de eso, llega mi hermano mayor, Ismael, dispuesto a hacer una actuación junto a otros músicos que le acompañan espontáneamente. Muy molesto, me voy, aunque Laura me insiste para que me quede, y pienso que he estado perdiendo el tiempo en vez de ir a visitar a mis abuelos.