martes, 28 de abril de 2009

Corriendo con el boletín (27-28 abril 2009)


Estoy trabajando en mi emisora, COMRàdio. Saliendo de mis tareas habituales, me encargan la redacción y locución de los boletines horarios. Sin embargo, cuando se acerca la hora en punto me doy cuenta que no hemos llamado a los corresponsales para que entren en directo. Todo son prisas y nervios.

domingo, 26 de abril de 2009

El conductor asesino (25-26 abril 2009)


Vamos en tren. Es de noche, y recorremos parajes de montaña algo escarpados. De repente, el convoy pega una fuerte sacudida. Nos asomamos: un peatón ha sido atropellado. Como si nada hubiera pasado, el conductor prosigue y va arrollando a más y más personas. Cuando los cadáveres estorban en la vía, el maquinista baja personalmente, coge el cuerpo y lo lanza por el precipicio. Alarmados, nos bajamos del tren. Voy con mi hermano Ismael y también con mi hermana Cristina, a quien me ocupo especialmente de proteger, ya que en el sueño aún es pequeña.

miércoles, 22 de abril de 2009

Examen con mi madre (21-22 abril 2009)

Me traslado a Barcelona porque tengo un examen de catalán. Salgo tarde de casa y luego no me sé orientar con el autobús. No he estudiado nada, e intento recordar sin éxito los someros apuntes que tenía. Llego con las prisas al aula y veo a mi madre ejerciendo como profesora -en el sueño, con total naturalidad. En el examen se pide "analizar" un determinado verbo. Pregunto a mi madre-maestra si eso significa hacer la conjugación verbal y entonces ella se sonríe algo severa, diciendo algo así como: Home, Joan Pau, com pot ser que no sapigues això...! Empiezo a escribir muy lentamente y apenas consigo completar el examen. Estoy totalmente desconcentrado.


domingo, 19 de abril de 2009

Arrabales de Jerusalén y viaje al pasado en Ordal (18-19 abril 2009)


1 Cogemos un barco rumbo a Tierra Santa para celebrar la Pascua. Una vez en tierra israelí nos subimos a un coche en dirección a Jerusalén. Pasado un rato, exclamo que ya hemos llegado: en vez de la ciudad milenaria, se ve una gran barriada metropolitana con bloques de pisos de obra vista. Suena la música de la película Jesús de Nazaret, de Franco Zeffirelli.

Aparcamos y empezamos a recorrer la ciudad. Por las desiertas calles del arrabal merodea un niño palestino, levantando arduamente una gran piedra para intentar lanzarla contra una casa israelí. Tras él, lo intenta también un hombre. Pero fracasan.

Hablando con las autoridades de Jerusalén nos preguntamos si también nosotros podríamos actuar o hacer algún tipo de protesta callejera contra las injusticias. Sin embargo, algún representante oficial se dirige a una mujer de mi grupo y responde con una frase enigmática: "De la única manera que os queda, de noche, no creo que lo hagas, Rosalía".

2 Aún en los prolegómenos de la Pascua, vamos a Ordal, el pueblo de mis abuelos, para reunir a toda la familia. A llegar, se ha producido un viaje al pasado, como si regresáramos a finales de los 80. Mis abuelos están más jóvenes, sobre todo mi abuelo Eudald, que luce pelo y bigote negro. También reaparecen las bicicletas que usábamos de pequeños. Incluso entre los perros hay extraños reencuentros: el Fox Terrier Duc se lame entregadamente con una de las perras que acaba de nacer de Tibi, la Labrador de mis tíos Juan y Montse.

Al final del sueño, hablando con mi familia, creo que estoy despierto y les pregunto si alguien más ha soñado con viajes en el tiempo.

sábado, 18 de abril de 2009

Pinturas del Apocalipsis, el santuario primitivo y la gran ola (17-18 abril 2009)


1 Visitamos una especie de ateneo o casa señorial antigua donde trabaja nuestro amigo José Luis (Sose) como documentalista. Estamos tomando algo en una terraza del edificio, cuando me doy cuenta que, en los salones interiores, se exponen enormes murales románicos de la iglesia de Sant Joan de Boí. Se ven escenas del Apocalipsis, como la primitiva pintura rojiza donde se representa la Bestia de siete cabezas. Pido a Sose que nos deje entrar para admirar los murales, pero al parecer hay mucha gente por allí y prefiere que no nos movamos de sitio.

En febrero de 2008 ya había soñado que la casa de Sose era un museo.

2 Entramos en una austera iglesia gótica, semioscura y apenas decorada. Atravesando la entrada de norte a sur, el escenario cambia totalmente: entramos en unos patios y claustros llenos de fuentes, colores y columnas, un lugar más bien parecido a la Alhambra.

3 Nos adentramos más tarde en una especie de gran santuario primitivo al aire libre: imágenes y esculturas, velas de colores, montículos y maquetas, todo se extiende en una paradisíaca costa de arenas blancas y aguas turquesa. Alzo el vuelo y empiezo a sobrevolar todo aquello; intento frenar el movimiento para no caer en el mar. Luego ando por la playa haciendo fotografías hasta que la marea pega una enorme subida y anega todos mis objetos. Intento recuperarlos a toda prisa y salgo corriendo. Sufro por mis instantáneas. En otro momento del sueño, veo a mi abuelo Cristino haciendo fotos con un gran objetivo incorporado a su cámara, y pienso que yo debería comprarme uno.

martes, 14 de abril de 2009

Tokio y Bola de Drac (12-13 abril 2009)


Viajo a Tokio con mi hermano Ismael. Llegamos a la urbe y gozamos de una vista panorámica en movimiento, como si fuéramos en un tren por un alto valle. La megalópolis es impresionante: gigantesca, extiende su miríada de rascacielos, como una alta torre rojiza, acabada en punta, parecida al rascacielos Pirámide de San Francisco. Además de los rascacielos, observamos los vastísimos suburbios distribuídos por toda la ciudad: de lejos, apenas son manchas anaranjadas. Pasada la ciudad, llegamos a las afueras y contemplamos unos verdes paisajes. Mira, Ismael -digo a mi hermano- són com els paisatges del Goku. Nos referimos a las llanuras que aparecen en el manga Bola de Drac, que veíamos de pequeños.

Vista de la ciudad en movimiento también en París, sueño en junio de 2008.

viernes, 10 de abril de 2009

Reportero apresurado (9-10 abril 2009)


Estoy trabajando en la redacción de COMRàdio. A media mañana me envían a cubrir un rueda de prensa a un sitio parecido a las ruinas de Empúries. Llego tarde. Una mujer está haciendo una alocución ante los micrófonos. Asegura que por fin se ha hecho justicia a las víctimas de ETA y del terrorismo. En otro momento parece la nueva ministra de Cultura española, Ángeles González Sinde. Apresuradamente saco mi micrófono y mi grabadora. Sin embargo el aparato no acaba de funcionar y no consigo grabar las declaraciones al completo. Cuando ya tengo el material, me asaltan otras dudas: no sé cuál de los titulares es mejor para encabezar mi crónica para la radio.

¡Llego tarde! (8-9 abril 2009)


En la realidad, me suena la alarma a las 3.30 de la madrugada. Entonces me adormezco y sueño que ya son ¡las 6.30!. Además, buscando el teléfono sólo encuentro mi aparato antiguo, con una pantalla y unos números que no consigo descifrar. Sufro porque llegaré tarde al trabajo.


miércoles, 8 de abril de 2009

Buscando lámpara (7-8 abril 2009)


Busco una lámpara para un piso, y para dar con ella me desplazo a un centro de muebles al estilo Ikea. Mi tío José Joaquín, que me acompaña en la compra, me propone un determinado modelo para colocar en el comedor. Pero lo rechazo; quiero una lámpara que dé mucha más luz, que dé un tono totalmente diáfano al hogar. Mi obsesión es que el piso nunca esté oscuro.

En coche a Terrassa (5-6 abril 2009)


Estos días sueño varias veces que llevo un coche (en la realidad no conduzco). Suele ser un automóvil pequeño y ligero, poco potente, como en este caso, en el que debo dirigirme a la ciudad de Terrassa. Conduzco con torpeza, guiándome apenas por la intuición y adentrándome en los carriles de forma algo temeraria. Voy preguntando a vecinos y peatones para que me indiquen el camino. Me miran raro.

domingo, 5 de abril de 2009

La ciudad turca, las murallas de mar y el museo en la montaña (4-5 abril 2009)


1 Viajamos a una ciudad turca, quizá Estambul. La urbe, soleada y mediterránea, está llena de pequeñas plazas, altibabajos del terreno, palacetes y minaretes, y creo recordar que daba al mar. Busco una mezquita, la más bella de todas, para fotografiarla al atardecer. Veo una casa abierta y pregunto a un hombre del lugar. El inquilino, un señor con bigote y de tez morena amarillenta, me responde con su fuerte acento y una ligera sonrisa. Ya que estamos, le pregunto si puedo salir por su terraza, para no dar tanta vuelta. El hombre asiente. Con las prisas del salir casi le vuelco algunas botellas que tenía, como un envase de aceite. Sigo buscando la gran mezquita pero no la encuentro.

2 Cogemos el coche para ir a un paraje de montaña. Conduce Laura, aunque lo hace en el lado derecho, mientras que yo quedo en el izquierdo, viendo a ratos el paisaje. Durante casi todo el trayecto avanzamos pegados al mar: un mar embravecido, literalmente alzado en murallas de agua, que amenazan desplomarse. En algún momento siento miedo y pido a Laura que se aparte de la costa.

Finalmente llegamos a nuestro destino, un camino de montaña que nos había indicado mi madre. Por lo visto se trata de un paraje relacionado con el personaje del Patufet, porque algunos caminantes que van por allí canturrean la canción popular catalana: Patim, patam, patum, homes i dones del cap dret...

Durante nuestra excursión vamos a parar a un museo de arte enclavado en la montaña. Se exhiben modestos retablos góticos, de gran formato pero con figuras de diminutas facciones. De repente ya no me acompaña Laura, sino mi hermano Lluís (en el sueño no se me hace raro el cambio). Por alguna razón imagino a mi hermano más pequeño, como si tuviera 7 años, hasta que aparece por un pasillo del museo y le veo en su aspecto actual de 18. Pasamos por una tienda de souvenirs y recuerdo que me falta comprar alguna postal, pero decido pasar de largo para aprovechar el viaje.

viernes, 3 de abril de 2009

Incendio con los niños mutantes (31 marzo-1 abril 2009)


Voy a una escuela para ejercer como profesor sustituto. Me destinan a un aula de niños extraños, de aspecto mutante: unos parecen vagamente centauros, otros tienen rasgos simiescos (en el sueño los veo normales; será después, al despertar, cuando me dé cuenta, algo repugnado, de su condición zoomorfa).

De repente, en los pupitres del aula empiezan a encenderse pequeños brotes de fuego. Alarmado, voy apagando las llamas y descubro que vienen filtradas desde el piso de abajo. Voy al ascensor, donde parece que se ha originado el incendio, y acude en mi ayuda otra profesora del centro, de mediana de edad y en bata. La mujer se sube a una especie de tamburete para reparar la avería. Me pide que conecte dos cables rotos, pero temo que peguen un chispazo y lo dejo en sus manos. Finalmente lo arreglamos.