Querido Joan Pau:
Regreso después de una prolongada
ausencia, por mi trabajo en la consulta de Gdansk. Observando su vasto material
onírico, he podido determinar una serie de fenómenos subjetivos que ocurren en
el sueño, colindantes con lo físico, lo psíquico y acaso lo paranormal, y casi
siempre tienen lugar entre la vigilia y el sueño, o viceversa. A menudo estos
fenómenos aparecen mezclados o trenzados:
1. Parálisis del sueño. El más frecuente y el más cercano a lo estrictamente fisiológico.
Sensación de inmovilidad total en el cuerpo, con los ojos cerrados, mientras la
mente permanece despierta y quiere liberarse. Casi siempre se presiente antes
de que ocurra, y a veces el sujeto sueña que pide ayuda a los demás, con gestos
o ruidos. En ocasiones el soñador se libera a medias de la parálisis, y se
arrastra débilmente, aletargado, aún con los ojos cerrados
2. Subidas a la superficie. Vinculado a la parálisis del sueño, se
tiene la vívida experiencia de estar en el fondo de un mar o una piscina, de la
que se intenta salir desesperadamente, apenas con suficiente oxígeno para
llegar al exterior.
3. Encierro claustrofóbico. El soñador se siente dentro de un
túnel tremendamente estrecho, o un nicho bajo tierra, del que no puede salir.
Unido a una gran angustia, e intentos de liberarse por pequeñas salidas o
angostas rendijas. A veces el sujeto espera a que la arquitectura circundante
desaparezca por sí misma.
4. Alucinaciones sonoras. (hipnopómpicas o hipnagógicas) A veces
vividas tras la parálisis, irrumpen en los primeros minutos del sueño. Son
frecuentes los estruendos súbitos, como de pataleos o gritos en el piso de
arriba, que crean sobresalto; otras veces son conversaciones radiofónicas que
se reconocen con extraordinaria claridad, como si el cerebro fuera un receptor,
aunque no se recuerda ninguna palabra; también se experimentan susurros muy
cercanos y muy habitualmente zumbidos repentinos en los oídos, como si se
entrara en otra dimensión.
5. Visitantes de dormitorio y asaltos. Seres que aparecen en el
cuarto. Casi siempre son sombras o presencias presentidas, que pueden palpar o
dar tirones al sujeto. Pueden ser temibles, y el soñador evita mirarlas, o bien
cotidianas, como si se sintiera a un familiar que en realidad no está allí. Con
frecuencia son asaltadores o ladrones. En esporádicas ocasiones son
alucinaciones visuales muy claras: manos bajo la cama, niñas diabólicas, seres
monstruosos, con los que a veces el soñador ha conseguido hablar.
6. Falsos despertares. Tremendamente frecuente, uno imagina que se despierta
y se levanta de la cama, y empieza a andar por la casa. A menudo se realizan
varios ensayos o intentos antes de despertar realmente, con gran esfuerzo para
acoplarse al cuerpo, y en ocasiones el soñador ya percibe de que se trata de un
falso despertar, por lo liviano y difuso de la sensación.
7. Autoexploración en el espejo. Periódicamente el sujeto
sueña que se levanta (falso despertar) y suele dirigirse al baño para
contemplarse en el espejo. El rostro aparece normalmente deformado o
ensombrecido; a veces también infantilizado o borroso.
8. Viajes astrales y desdoblamientos. (experiencias
extracorporales) Poco frecuente, pero de gran intensidad. El soñador percibe
cómo se desdobla de sí mismo, como si el alma saliera del cuerpo, éste último
permaneciendo en la cama. En varias ocasiones, el soñador regresa a la cama
para recoger el sueño inerte, palparlo y a veces llevarlo también ante el
espejo.
9. Vuelos. Sensación vívida de volar o bucear a través del aire, casi
siempre dándose impulso. En algunos casos el sujeto se lanza por ventanas o
balcones; en otras, asciende como un cohete, en búsqueda de espacios celestes y
presencias divinas en lo más alto.
10. Sueños lúcidos. El soñador es meridianamente consciente de que está
soñando, y lo aprovecha para vagar lúdicamente, frecuentemente volando, por
todo tipo de espacios y paisajes a menudo paradisíacos o muy amplios (el mar,
montes nevados, bosques, percibidos a vista de pájaro).
11. Búsqueda de la lucidez de los otros. Vinculado con el sueño
lúcido o semilúcido, escena paradójica en la que el soñador se dirige a otras
personas para convencerlas a ellas también de que se está viviendo una ficción.
12. Viajes en el tiempo. El soñador se traslada a tiempos pasados, y se
asombra positivamente al verse cuando era pequeño, mientras sus padres y
abuelos aparecen rejuvenecidos, y aprovecha para investigar y preguntar las
cosas que ocurrían en aquel momento.
13. Registro de las experiencias. Cada vez más habitual,
el sujeto utiliza cámaras o grabadoras para registrar los sonidos o imágenes de
sus sueños, para tener constancia de ellos al despertar, para conservar
imágenes de gran belleza o bien para cerciorarse de si es sueño o realidad.
14. Imágenes congeladas. Muy infrecuente pero curioso: relacionado con la
parálisis, el soñador ve la imagen de una persona, un familiar, como si fuera
un fotograma congelado o vibrante, cual una pantalla con la pausa puesta.
Dr. Andrzej Kieslowsky
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