domingo, 15 de abril de 2012

Cohetes en el cielo, playa con flores rotas, visita fallida al balneario (mediados abril 2012)


Sueños impregnados de una profunda tristeza y sensación de tedio.

Junto a mi amigo Jose, visito un complejo lúdico de piscinas y aguas termales de Andorra. Nos atiende en la taquilla una mujer encajonada entre paredes. Todo parece estar dentro de casillas, como si el edificio fuera un enorme rosco de abejas. Me piden la documentación y no recuerdo si la llevo encima; estoy despistado. Finamente la encuentro. 

Dejo a Jose con los trámites y me desplazo a una playa donde hay una multitud de gente, como esperando una sesión de fuegos artificiales No sé con quién sentarme, hasta que identifico a mis padres y me coloco junto a él. Está con otras personas, charlando distendidamente. Me siento solo, sin saber qué hacer. Le envío un mensaje a Jose para ver si ha terminado el papeleo en el balneario y me responde que se ha producido una avería en las puertas y están bloqueados.

Entonces, en la playa, ya ha anochecido y empiezan a aparecer en el cielo muchos cohetes. En principio son fuegos artificiales, pero temo que pueda tratarse de un inesperado ataque bélico. El escenario de angustia.

Más tarde, ya ha amanecido y vuelvo a bajar a la playa, por un largo camino estrecho que he recorrido muchas veces y conozco al dedillo. Intento buscar una imagen, una experiencia, algo que me remueva y me libere de mi tristeza paralizante. Pero la playa parece desolada. Frente a las pequeñas olas apenas asoman unas flores rotas, de pétalos blancos y centro amarillo. Están deshojadas y sucias.


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