Estoy en el cine con
Laura, viendo una película de vampiros protagonizada por Sigourney Weaver. Los
infectados se muerden unos a otros, como en la reciente ‘Rec 3’, dando pie a
escenas sangrientas y desagradables. Un personaje de la historia, entrañable
aliado de los protagonistas, queda mutilado junto a un puente de piedra, como a
la espera de ser resucitado. A media película voy al lavabo. Allí han colocado
pequeñas pantallas donde se lee “en directo”, para poder seguir el largometraje
mientras uno hace sus necesidades. Voy viendo las imágenes. Regreso a la sala,
y, más tarde, a media película, emiten tres largos tráilers sobre otros
próximos títulos del género. En uno de ellos se ve a Jack Nicholson, en una
pose siniestra, junto a otros dos personajes, y hablando en catalán en versión
original, como si fuera su lengua materna, y con su característica gravedad.
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