domingo, 1 de junio de 2008

Los tiburones en el acuario gótico (31 mayo-1 junio 2008)

Vamos a Madrid -o una ciudad parecida- y visitamos un museo-parque temático. En una de las estancias se ven unas arcadas góticas; parecen reales, tridimensionales, pero en realidad se trata de un efecto óptico. Preguntamos a la guía y nos dice que se trata de una pintura ilusionista de El Greco.

Más tarde atravesamos una especie de claustro o pasillo medieval. Me fijo en la esquina de una de las bóvedas, donde, en vez de piedra, se ve el fondo del mar, como si el claustro estuviera bajo las aguas y tuviera un cristal transparente. Pero no hay cristal; las aguas están misteriosamente suspendidas. La guía me cuenta que, gracias a las últimas lluvias, muchos peces han recalado en aquel rincón. Me acerco y descubro que hay pequeños tiburones merodeando encima nuestro. Me estremezco. Uno de los tiburones está muerto; nos mira con su cara amarillenta y desdentada.

Antes de salir, junto a mi hermano Ismael y dos niños, entro en la tienda del museo, donde venden objetos y artilugios relacionados con el aventurero Indiana Jones. Los niños empiezan a dispararnos con pistolas de juguete. Comento a Ismael: “Qué mitificada estaba la violencia en los años 80… Menos mal que hemos dejado atrás esa época”.

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