lunes, 2 de julio de 2012

Heredo unas valiosas obras medievales (principios julio 2012)

Heredo una serie de piezas artísticas de época románica. Mi madre me las confía después de que pertenecieran a mi abuelo materno, que las adquirió salvándolas del pillaje y la degradación. No lo recuerdo muy bien, pero se trata de algunos relieves escultóricos y quizá alguna pintura. Acudo a una especie de monasterio, de donde proceden las obras, un conjunto hoy reconvertido en museo o centro de interpretación. Expongo la situación a dos trabajadoras o investigadoras del centro que, tras la conversación, acceden a hacer un reconocimiento formal conforme tengo la propiedad legítima de las obras de arte. Una de ellas suspira y se despide de una de las obras, como si perdiera a un hijo. La otra me recuerda que puedo vender las piezas al centro, y que me pagarían unos 7.000 euros por cada una de ellas. Le respondo que no lo descarto, pensando para mis adentros que el inesperado patrimonio puede ser un seguro en caso de que me vea en el paro o con dificultades económicas serias.

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