Sueño durante una siesta en el sofá. Con total sensación de verosimilitud, me parece oír a un perro que se ha colado en casa a través de la terraza, y va jadeando de un lado al otro del comedor, junto a mí. Pienso que se trata del perro del vecino, que ha saltado de algún modo de un balcón al otro. Al despertar, no hay ningún perro: sólo el sonido sincopado de la lavadora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario