Acompaño a mi amigo Jose a un viaje a Estambul. Al principio sólo acudo como acompañante, como puro trámite, pero, caminando por las avenidas modernas de la ciudad, entre el fragor de las terrazas y el ambiente soleado, empiezo a tener ganas de visitar la urbe, con todos sus míticos monumentos, como el templo de Hagia Sofia. De repente, recuerdo que no llevo cámara fotográfica y el percance me desasosiega. Así que me dirijo a mi acompañante, que ya no es Jose sino una chica, y le pido que me preste su cámara; a cambio, yo le perdonaré una pequeña deuda económica.
jueves, 23 de diciembre de 2010
Sin cámara en Estambul (14-15 diciembre 2010)
Acompaño a mi amigo Jose a un viaje a Estambul. Al principio sólo acudo como acompañante, como puro trámite, pero, caminando por las avenidas modernas de la ciudad, entre el fragor de las terrazas y el ambiente soleado, empiezo a tener ganas de visitar la urbe, con todos sus míticos monumentos, como el templo de Hagia Sofia. De repente, recuerdo que no llevo cámara fotográfica y el percance me desasosiega. Así que me dirijo a mi acompañante, que ya no es Jose sino una chica, y le pido que me preste su cámara; a cambio, yo le perdonaré una pequeña deuda económica.
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