Andamos por una ciudad bulliciosa y soleada. Asomados en la terraza de un bar, desde una esquina, vemos una gran plaza ajetreada donde se alza la Sagrada Família de Gaudí, en Barcelona. A causa de los vendavales u otros fenómenos naturales, los campanarios del templo están truncados: los bellos pináculos floriformes han desaparecido y deberán reconstruirlos.
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