Voy por el bosque con mis padres. De repente encontramos una serpiente y el pánico me inmoviliza. Al verme de esta guisa, mi padre me anima a enfrentarme con el animal, dándole un buen golpe con un palo, tal como me enseña haciendo el movimiento; después me da el palo para que lo haga yo mismo. Más tarde aparece una serpiente como de cascabel, y, a pesar de haberme enfrentado a ellas, me lavo la cabeza incansablemente por el temor a que haya huevos entre mi pelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario