Estamos en el interior de un edificio, junto a la playa. En una esquina del techo se trasluce una especie de acuario, como si la casa estuviera rodeada de agua. Vemos unos peces inquietantes que se alimentan de olivas. Mònica, compañera del trabajo, lo observa con preocupación y nos dice sólo que la "morea" persiste, como si fuera una especie de epidemia o enfermedad de la naturaleza. No nos quiere contar más detalles.
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