Voy a casa de mi amiga Judith. Está asomada al balcón, en un piso bajo. Con una asombrosa agilidad, casi como si tuviera superpoderes, Judith va bajando del balcón a la calle y va llenando unos cubos de basura que hay en su calle. Me admira su sistema tan automatizado.
Nota: a Judith le ha sorprendido el sueño por su conexión con sucesos recientes de la vida real.
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