sábado, 13 de octubre de 2018

Asando costillas en la nieve (abril 2018)

Me levanto y descubro con entusiasmo que afuera está nevado. Hace viento. Pongo costillas de cordero en el suelo, hundidas en la nieve, pensando que así se van a asar (!). La nieve tiene un tacto suave y cálido, como si fuera arena. Veo bellos paisajes blancos, Barcelona y el mar. Paisajes agitados por el viento, después más nítidos. Cuando voy a por las costillas de cordero, compruebo decepcionado que la carne sigue medio cruda y no se ha producido el efecto mágico o imaginario que pretendía.


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