Visito el monasterio de Poblet con mi amiga de la universidad Judith. Las paredes y torres de la iglesia tienen unos colores muy vivos, blanquecinos y rojos, como edificios modernos de obra vista. El recinto ofrece un aspecto feo y mediocre.
Alrededor del monasterio hay un conjunto de tiendas callejeras donde se venden montones de juguetes y pequeños objetos, la mayoría de goma o de plástico y de color verde. Después de un rato encuentro a mis padres y me separo de Judith.
No hay comentarios:
Publicar un comentario