Primer día en la secundaria. Salgo de casa y oigo la voz interior de mi madre, dándome instrucciones: “Gira a la derecha, recto, después la puerta de la derecha...”. Al final, la voz interior concluye: “Y, sobre todo, vigila con las bromas pesadas”. Entonces una cincuentena de alumnos me ven y se ponen gritar. No sé si lo hacen para recibirme o para dejarme en evidencia.
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