Las clases de octavo A y octavo B se lanzan bombas en un descampado lleno de barracas y basura. Es de noche: yo me mantengo fuera de la guerra y sólo veo el resplandor del fuego. Me oculto bajo una de las barracas de piedra. Enseguida, entre fuego y gritos, llegan los profesores; entre ellos el director de la escuela, Josep Maria Roca. Nos desalojan uno por uno, estirados y a través de pasos muy estrechos.
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