sábado, 24 de julio de 2010

Ráfagas diabólicas en rojo y verde, Dagoll Dagom terrorífico y Pastorets decepcionantes (23-24 julio 2010)


1 diablo verdirrojo. Estamos en un lugar indeterminado, y advierto que, de vez en cuando, se disparan unas ráfagas diabólicas: de pronto, el ambiente se vuelve oscuro y opresivo y sólo se ven unas luces histéricas e intermitentes de color rojo y verde. Las luces se apagan, pero vuelven a encenderse pasado un rato, para mi desasosiego.

2  terror fingido en el teatro.  Voy al teatro con mi familia. Compramos entradas en una sala de poco aforo de Barcelona (un pequeño teatro histórico) para ver una de las obras emblemáticas de Dagoll Dagom, donde interactúan con el público. La pieza comienza con actuaciones musicales divertidas y muy bien diseñadas, y después los actores y figurantes se acercan a la platea para hacer preguntas al público. 

En un momento dado ogio a mis padres y a mis hermanos musitar: "Ara li tocarà al Joan Pau, el micròfon se'n va cap a ell, ja veuràs". Y, efectivamente, la presentadora de la obra se acerca a mí y me pregunta cuál es mi género favorito. Después de balbucear con timidez y a la vez intentando quedar bien (no soporto esta faceta mía, tampoco en sueños), respondo que el terror me gusta mucho. La presentadora asiente, algo inexpresiva y parece indicarme que en tal caso debería ir a ver otra obra de teatro.

Cuando pasa un rato y mi intervención parece haber caído en saco roto, he aquí que los actores lo tienen todo preparado y convierten la sala en un lugar de terror. Un niño poseído se me acerca, susurrando una larga frase, y me ordena que la repita, pero soy incapaz. Realmente son buenos artistas, porque consiguen meterme en el cuerpo la sensación de miedo, con toda la sala oscura, sonidos inquietantes y amenazas por doquier. 

3  'pastorets' lejanos. Representamos la obra navideña de los 'Pastorets'. Normalmente dirijo la función, pero esta vez me he desvinculado de tal manera que ya no sé qué papel interpreta cada actor. Me sorprendo, por ejemplo, al ver que mi hermano lluís hace de Dimoni (como ya había pedido alguna vez). La obra tiene lugar en una sala diferente, una especie de dependencia parroquial ataviada para la ocasión. Para mi desespero, no hay nadie controlando las músicas que deben sonar en cada momento, así que debo hacer constantes viajes desde la sala del teatro hasta una estancia interior, algo alejada, donde está el equipo de sonido. Todo es estrés, no consigo controlar nada.

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