domingo, 4 de mayo de 2014

Conduzco un autobús con soltura (finales abril 2014)

Conduzco un autobús con cierta seguridad. Se trata de un modelo pequeño y sin pasajeros. Por ser un autobús, aumenta mi sensación de dominio e invulnerabilidad, situado muy por encima del suelo. Me sorprendo a mí mismo por llevar tan bien el vehículo a pesar de no tener carné de conducir. Sin embargo, no controlo bien los frenos, y al llegar a algún giro muevo los pies ansiosamente.

Como conductor primerizo, me dirijo a un encuentro con amigos de la universidad (Jesús, Agus, Judith) y hago un pequeño recorrido por una carretera modesta en un entorno entre urbano y rural, parecido a las afueras del pueblo de mis abuelos maternos. El día es soleado y apacible. Hay flores. Paso junto a un edificio de fachada modernista, con entrelazados decorativos de color rojizo y morado; me asombra su belleza, no recuerdo haberlo visto nunca, a pesar de que la ruta es conocida. Termina la zona de asfalto y llego sin querer a un camino de arena. Decido entonces echar marcha atrás y dar la vuelta sobre mis pasos, para proseguir con más seguridad. Despierto.

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