miércoles, 11 de mayo de 2016

Desierto del antiguo Israel, mar lejano y temido (mediados mayo 2016)

Me encuentro en un paisaje extremadamente árido y desolado. Sólo hay arena, pedruscos y prominencias ariscas del terreno. Corretean algunos escorpiones y buitres. Identifico el paisaje como la antigua y auténtica tierra de Israel y sus primitivas tribus y pastores errantes. No muy lejos pero indeciblemente apartado y remoto se divisa el mar, de aspecto hostil y oscuros oleajes. Me cercioro así de que el mar es símbolo negativo para este pueblo desde tiempos inmemoriales. Su visión no invita al placer de los sentidos ni evoca la fuente primigenia de la naturaleza, más bien sugiere la muerte, lo peligroso, lo temido.

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