sábado, 31 de diciembre de 2016

Debo tragarme un martillo cada día (mediados diciembre 2016)

Pesadillas entrecortadas y muy agustiantes tras haber cambiado la medicación que tomo por insomnio (de Lorazepam a Stilnox). Voy despertándome toda la noche entre los microsueños.

1 Me ahogo, no puedo respirar, tengo sensación constante de taquicardia. En el sueño, despierto en casa de mis padres y mi madre acude para socorrerme.

2 En medio de esta alteración física y psíquica, sueño que tengo que tragarme cada día un pequeño martillo de acero. Enfrentarme a ello me produce angustia y desazón; dudo de si podré ingerir el objeto, anticipo el dolor y el indecible sabor amargo que me deja (en la vida real, siento todavía el sabor muy amargo de las pastillas de Stilnox). En uno de los falsos despertares, mi madre y otras personas que me socorren me hacen ver que no tengo por qué tragarme el martillo, intentan liberarme de esta especie de penitencia impuesta.

3 Otros momentos de caos y angustia. Sueño que estoy con mi amigo Jose y, mientras tanto, me roban el coche (en la vida real no conduzco) y el teléfono móvil. Me siento impotente y desamparado, no sé qué hacer.

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