En tres noches distintas, sueño que regreso al trabajo tras las vacaciones. En la primera historia, me coloco en una mesa secundaria y hago mis tareas con discreción y tranquilidad, apenas sin hablar con nadie. En el segundo sueño acudo a la radio por la noche para tomar el relevo de los boletines horarios. En la puerta de la redacción hay una mesa llena de golosinas, que voy cogiendo a la largo de la noche. De nuevo, mi tarea es solitaria, sin instrucciones ni conversación con otros compañeros. Y en el tercer sueño de idéntico argumento, estoy en la radio junto a dos compañeros más, con quienes debo redactar los boletines horarios. Sin embargo, pasamos el tiempo despreocupadamente, como medio dormidos, sin apenas tensión.
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