Llamo por teléfono a mi amigo David Barrios, que -en el sueño- está haciendo el servicio militar en algún lugar de España. Mi hermana Anna también quiere ponerse al aparato ya que -también en el sueño- está saliendo con David. Varias personas nos cogen el teléfono y nos hacen esperar. Oímos órdenes, ruidos y conversaciones de los entrenos militares. Me atiende un joven latinoamericano: con expresión torpe y confusa, asegura que David estará disponible en unos minutos. Pero nunca conseguimos hablar con él.
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