Ha sido una noche de muchos sueños encadenados, pero sólo consigo recordar algunos.
1 tsunami en sitges. Laura y yo vamos a Sitges, en un soleado día de otoño. Con las altas temperaturas, las playas se han llenado de visitantes que toman el sol y se bañan. De repente, una gran ola inunda la playa y se retira. El agua ha alcanzado gran nivel y me sobresalto ante la posibilidad de un maremoto. Sin embargo, el fenómeno no va a más.
2 en el puerto. Paseamos también por las pasarelas de un puerto, donde, creo recordar, se exhiben acuarios con pequeños pulpos y calamares. Constantemente, el día va cambiando; el cielo soleado se oscurece, luego vuelve a resplandecer, las nubes vienen y van.
3 saltando por los terrados. Nos ponemos en marcha para volver a casa. En vez de tomar un camino normal o coger el coche, vamos saltando de terrado en terrado, como si fuéramos gatos, incluso pasando por el interior de pisos, casas y escaleras. Tras una intrincada ruta, salimos al exterior y cuál es nuestra sorpresa cuando descubrimos que hemos vuelto a nuestro punto de origen, en Sitges.
4 los teléfonos reencontrados. Mi familia me espera en el coche, ya que debemos ir a algún sitio, quizá al pueblo de mis abuelos maternos, Ordal. Mientras mi padre aguarda impaciente desde la calle, yo ordeno y revuelvo cosas en mi cuarto. Apartando ropa y chaquetas, de repente aparece un teléfono móvil igual al que tengo igualmente, un pequeño Nokia de color negro. Al parecer, este era mia nitguo teléfono, pero lo había cambiado por otro igual al extraviarlo. Después, aparece aún un tercer teléfono, y un cuarto. Todos ellos los había perdido, y emergen juntos del desorden.
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