jueves, 18 de agosto de 2011

Laura tiene un hijo, sufro un ataque de rabia y locura y me abroncan en la iglesia (mediados agosto 2011)


Tremenda pesadilla. Laura aparece con un bebé (creo que una niña) y me confiesa que es hijo suyo; lo tuvo hace años, con un chico al que conoció de forma pasajera. Al principio intento contemporizar y comprender la situación, pero poco a poco me voy indignando hasta sentir una gran rabia. Cuando ya ha anochecido, salgo de la casa donde nos encontrábamos, en una gran plaza, en busca de un taxi o un autobús, sin rumbo claro. Laura y mi amigo Jose me miran desde el balcón para seguirme la pista y me hacen gestos para que vuelva, pero no les hago caso. Me doy un golpe con algún objeto punzante y me sangra la pierna. 
     Finalmente encuentro un transporte y me voy a la iglesia, donde están mis padres. En ese momento celebran una misa íntima, con unas 15 o 20 personas como máximo, algunas de ellas cantando con guitarras, con un tono que me desagrada profundamente. Mi padre me ve y me emplaza a cantar, sin ninguna acritud, pero yo me rebelo ciegamente y empiezo a forcejear contra todo el mundo, con gran violencia, hasta que deben retenerme y caigo al suelo, histérico, como si estuviera endemoniado o bajo el efecto de las drogas. Un sacerdote, Josep Figueras, me reprende con contundencia e incluso me enseña unas grandes tijeras como amenaza. 
     Más tarde, ya me he calmado y estoy en casa de mis padres y mi madre me advierte, en un tono grave, que puedo ir a la cárcel por los disturbios que he protagonizado. Siento espanto y sobresalto. Mi madre me aclara que solamente serían unos días de internamiento, y que no tendría antecedentes penales. También me explica que, durante mi arrebato de locura, nuestra amiga Maria había intentado aplacarme. Estoy enormemente avergonzado y arrepentido, e intento contar que todo se debe a mi episodio con Laura, pero nunca hallo el momento.

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