Estoy en casa de mis padres y me quedo al
cargo de un pequeño bebé, hijo imaginario de mis tíos Manel y Lourdes. Me
encariño mucho con la criatura, casi como si fuera mía, pero en un momento dado
debo ausentarme. Al volver a la habitación está mi madre con el pequeño,
mirándome con cierta severidad por haberme ido sin avisar. Más tarde me como un
helado de chocolate hasta dejarlo con una forma cuadrada; una vez así, lo
guardo en el congelador para que se lo coman mis tíos.
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