viernes, 25 de enero de 2008

La boda, los niños tras el cristal y fin de año (24-25 enero 2008)

1 Asisto a una boda protestante. Se celebra en una pequeña iglesia blanca sobre una colina verde. Al parecer los contrayentes son mis padres, pero no se trata de los reales; la novia, por ejemplo, la lingüista de COMRàdio -donde trabajo-. Los tres nos damos de la mano y yo quedo en medio. Ella me susurra: está nerviosa porque no se sabe las oraciones. El rito se ventila en dos minutos y nos vamos. Al rato, sale el reverendo o reverenda y nos regala un gran cuadro o foto enmarcada.

2 Un jefe malvado me obliga a perforar una puerta de cristal con una pistola de aire. De repente me doy cuenta que hay niños pequeños al otro lado, que pueden recibir el impacto de los cristales. Dejo la pistola, entro y los aparto de allí. Además de niños, también hay microfauna. Sobre una franja de césped corretean bichos parecidos a mariquitas, cada uno de un color distinto: verde, violeta, naranja...

3 Trabajamos para el último informativo del año en COMRàdio. Se emitirá a las 12 de la noche del 31 de diciembre. Redactores de varias secciones -política, cultura, fin de semana- participan en el noticiario, donde también se darán a conocer los Oscar de Hollywood. Una compañera distribuye una porra sobre los premios. Dentro del sobre de cada candidatura tenemos una golosina.

miércoles, 23 de enero de 2008

Jugando con la hostia (22-23 enero 2008)

Me acerco lentamente a una iglesia, como si hiciera un zoom con la mirada. Avanzo por la plaza, las escaleras, atravieso la puerta, paso entre los bancos y llego al sagrario, donde se custodian las hostias de la eucaristía. Cojo una de las formas y me la llevo. Me traslado a un paraje cercano, donde se extiende un estanque. Entoces lanzo la hostia al agua y he aquí que se disocia en dos sustancias: la divina -de color rojo- y la humana -de color blanco-. Asistimos a un extraño fenómeno. Ambas sustancias empiezan a burbujear y a humear y se mezclan agitadamente a la vez que se repelen. Meto la mano en el agua para revolver la mixtura y palpar la textura resultante: parece un huevo frito o una gelatina palpitante de color rosa. Agarro la masa, la estiro y la dejo caer. De nuevo el agua burbujea: esta vez la hostia se infla hasta convertirse en un pecho turgente y finalmente se deshace sobre el agua.

martes, 22 de enero de 2008

El campo de concentración e Indiana Jones (21-22 enero 2008)

1 Es de noche. Estoy en un campo de concentración en medio de un vasto grupo de jóvenes. De repente se levanta un grito multitudinario de horror. Miramos a lo lejos. Acaban de colgar a un hombre en la horca. Se trata del periodista y actor Queco Novell, que formaba parte de nuestro grupo en el campo. El sobresalto continúa: los gritos me hacen mirar hacia otra parte, donde una persona ha caído desplomada desde lo alto de un edificio. Esta vez se trata de Maria, una compañera de trabajo en COMRàdio. Las ejecuciones se van sucediendo a nuestro alrededor mientras el tumulto de prisioneros se agita y corre caóticamente.

2 Soy Indiana Jones en busca del Arca perdida. En el camino se me cruza un viejo cowboy, menudo y rechoncho. El anciano me desafía lanzando su cuerda y dando las consabidas vueltas en el aire. El duelo se traslada a Ordal, el pueblo de mis abuelos maternos. El cowboy me espera en el jardín de la casa de mis abuelos pero yo escapo de extranjis y trepo por un muro hasta llegar a la terraza. Mi oponente me descubre y empieza a increparme.

lunes, 21 de enero de 2008

Búsqueda en la alcantarilla (20-21 enero 2008)

Laura y yo emprendemos una misión para desvelar un enigma. Tras investigar varios lugares, debemos escudriñar una alcantarilla. Lo tomamos con humor. Levanto la tapa redonda y Laura se empieza a meter en las sucias aguas subterráneas. La animo a sumergerse del todo, pero no se atreve. Entonces la solución llega de modo inesperado. Unos chiquillos corretean por la calle. Uno de ellos se zambulle en las aguas de la alcantarilla para jugar. Después le sigue otro, y otro más, hasta que los nadadores desbordan la alcantarilla y la suciedad se va diluyendo. Se forma un remolino de agua limpia en medio de la calle y los vehículos, que vienen en todas las direcciones, tienen que parar. Eufórico por el hallazgo, me pongo a bailar y a dar vueltas ante los coches.


ACERCA DE ESTE SUEÑO

Por: Doctor Kieslowsky

Observamos aquí un rito de purificación del agua donde la concurrencia de personas anónimas -y no ninguna acción alquímica- permite la inmersión de la protagonista. Nótese el simbolismo negativo del agua estancada, frente al empuje salvador de las espirales en movimiento.


Dr. Andrzej Kieslowsky
Calle Starowiejska 16 2º piso
00-459 Gdansk
Tel. +48 58 349 12 48 Fax +48 58 349 20 74

E-mail akieslo@hotmail.com

viernes, 18 de enero de 2008

Llanto y vuelo (17-18 enero 2008)

1 Estoy en una reunión de antiguos alumnos de la escuela junto a quien fue nuestro tutor y director, Josep Maria Roca. Él nos da una charla para que recordemos nuestros años de formación, pero la platea está más bien fría y respondona. Josep Maria se dirige directamente a una de las ex alumnas, Ester, y le emplaza a rememorar los problemas, las peleas, las risas, todo lo que aprendimos y compartimos. Pero el esforzado profesor no puede con la severidad rebelde de la muchacha. La escena me conmueve y rompo a llorar. En las últimas semanas es habitual el llanto en los sueños, casi siempre de raíz nostálgica.

2 Voy volando por las calles de una ciudad con mi madre. Se nos cruza un edificio altísimo y decido tomar impulso para sobrevolarlo. Casi no me quedan fuerzas. Intento ponerme derecho sobre un coche para usarlo de trampolín y retomar el vuelo, pero caigo de culo sobre la chapa. Me despierto.

ACERCA DE ESTE SUEÑO

Por: Doctor Kieslowsky

La fuerza mental para emprender acciones en el mundo onírico se desvanece conforme el sueño va siendo más ligero. Esto explicaría que el onironauta pueda planear sobre cimas nevadas a las cuatro de la madrugada y en cambio apenas pueda aletear a ras de suelo cuando ya se acerca la hora de despertar. El mayor flujo de la conciencia en este último tramo merma la "fe aventurera" y reduce prosaicamente las posibilidades. Esta anemia energética explicaría también que en ocasiones el onironauta deba "fabricar el paisaje con la mirada", puesto que lo anteriormente dado de forma gratuita se convierte en farragosamente subjetivo y construído. ¿El despertar como expulsión del paraíso?

Dr. Andrzej Kieslowsky
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domingo, 13 de enero de 2008

La corrida de toros (12-13 enero 2008)

Voy con Laura a ver una corrida de toros. La plaza está atestada de gente y los toreros faenan con brillo y agilidad. De repente vemos un niñito vestido de blanco bordeando la arena. "¡Dios mío! ¿Quién le habrá dejado allí?", exclamamos con desazón. El pequeño se va acercando al centro de la plaza pero los morlacos no llegan a rozarlo.

Empieza a llover y nos ponemos a cubierto. Alrededor de la arena instalan una especie de toldo circular y allí se concentra la gente tranquilamente, sentándose y tomando algo en improvisadas terrazas. Laura y yo subimos las gradas de la plaza, a gatas, por unos pasos tupidos de hierba y piedras. Grito de dolor. Me he clavado algo en las manos y tengo los dos dedos anulares con la piel de delante levantada. Al parecer me han herido dos pequeñas trampas para ratones. Aún turbado, le digo a Laura que deberé vendarme los dedos en una farmacia. Finalmente nos adentramos en una habitación, dentro de la plaza de toros, donde estamos alojados con otros amigos.

sábado, 12 de enero de 2008

De nuevo en Florencia (11-12 enero 2008)

Estoy en Florencia, ciudad renacentista irreal soñada ya en otras ocasiones. Visito plazas, avenidas e iglesias. La ruta me mantiene ilusionado y en tensión. No paro de hacer fotografías.

Burla al Papa de Roma (10-11 enero 2008)

Viajamos de nuevo a Roma. Nos alojamos en un hotel altísimo, lleno de pisos y cuajado de centros comerciales en su interior. Intento subir a la terraza para contemplar la vista de la ciudad. Parece que no llego nunca. Esforzadamente consigo salgo al exterior, pero aún no tengo perspectiva suficiente. Sigo andando y me topo con la basílica del Vaticano. Subo las escalinatas y desde allí puedo finalmente ver la ciudad. Creo recordar que estoy en compañía de mis amigos. Entro en el templo y me dirijo a la silla episcopal. Allí está sentado el Papa. Se trata de algún pontífice antiguo. Tiene unos sesenta años, aspecto vivaracho y algo mediocre. Le flanquea un diácono. Me acerco al pontífice y, como si se tratase de una apuesta, le agarro los mofletes con la mano. No hay escándalo: el Papa reacciona con tranquilidad.

jueves, 10 de enero de 2008

Carrera alrededor del lago (9-10 enero 2008)

Estamos en un paraje inexistente de Esplugues de Llobregat. Sobre una colina se levanta una bella iglesia románica y, junto a ella, se extiende un gran lago. De forma improvisada, un grupo de jóvenes iniciamos una carrera a pie bordeando los márgenes del lago. Entre los participantes están mis hermanos Lluís y Alícia y nuestros amigos María Ferrés e Ignasi, entre otros. Intento buscar un atajo y me topo con un lugar de aguas pútridas. Debo andar con pies de plomo para no ensuciarme. También algún otro joven llega allí despistado. Finalmente salgo de las cloacas por un sitio estrecho y veo que todos los corredores han llegado ya a la meta y están sentados tranquilamente.

martes, 8 de enero de 2008

Coincidencias en Roma (7-8 enero 2008)

Viajo a Roma con mis padres. Desde la escalinata de San Pedro contemplamos una ciudad del Vaticano irreal, convertida en una gigantesca avenida renacentista llena de palacios e iglesias. A mano derecha, me fijo en una cúpula rojiza, parecida a la del Parlamento de Budapest. Nos dirigimos hacia allá. Paseando junto al Tíber me acuerdo que he quedado con mis amigos José Luis y Javi hacia las seis de la tarde. Pero, antes de que me dé tiempo a reaccionar, me los encuentro de frente. José Luis, exultante, está regentando una especie de puesto lúdico al aire libre junto con Javi. Al parecer me lo habían dicho, pero yo lo había olvidado.

lunes, 7 de enero de 2008

Vampirismo, la muerte de mi abuelo y Rocío Jurado (6-7 enero 2008)

1 Mi hermano Lluís está preso de un extraño virus vampírico y se echa encima de la gente en busca de sangre. La metamorfosis se activa cada vez que duerme. Cuando está sereno nos pide que no le dejemos estirarse ni echar una cabezada, porque empezará a enloquecer y se transformará. En medio de esta situación angustiante, los objetos arden. Aparecen brotes de fuego por doquier y debo correr a apagarlos. Sangre y llamas nos mantienen en vilo.

2 Muere mi abuelo materno Eudald. Vamos a su entierro en Ordal, toda una lenta procesión diurna, y consuelo a mi abuela Mercè. Rompo a llorar amargamente.

3 Rocío Jurado ofrece un recital nocturno en un pabellón al aire libre. Mis amigos y yo no podemos verlo porque estamos fuera del estadio, pero oímos la voz de la tonadillera y sus fuertes gorgoritos. Cuando ya va acabando el concierto nos acercamos y vemos un torrente de gente saliendo de las instalaciones. Algunos van en pijama, como si hubieran salido espontáneamente de sus casas o de algún hospital para ver a La Chipionera.

jueves, 3 de enero de 2008

Kirchner en mi habitación (1-2 enero 2008)

Hoy he dormido en el cuarto de mi hermano Ismael, que ya no vive en casa. La habitación está comunicada con un pequeño patio. El sueño es el siguiente: me despierto, se abre la puerta del patio y entra mi hermano Ismael junto al pintor expresionista Ernst Ludwig Kirchner (1880-1938). El artista alemán entra fumando, taciturno y relajado. Parece un actor o un maduro cantante de pop-rock. Cabeza redondeada, con grandes entradas, nariz pequeña y puntiaguda, ojos claros, su aspecto podría recordar al del pintor Miquel Barceló. Al parecer estos días Kirchner está en Barcelona en compañía de su hijo, quien insiste en ver una determinada película. "Quiere ver esa película absolutamente", comenta Kirchner con deje extranjero. Ismael y yo reímos entre dientes por su pronunciación macarrónica. En el sueño, Kirchner es uno de mis pintores favoritos, y, entre sus obras, evoco sin cesar un inexistente autorretrato.