Me encuentro con un grupo de forajidos, huyendo por algún motivo de las fuerzas del orden. Todos vamos desarrapados, como delincuentes callejeros. Llegamos a una estación al aire libre, como las de las películas del Far West, y nos subimos encima de un vagón. Alguien nos advierte que caeremos con la velocidad del convoy, así que me encajono entre dos piezas pesantes. El tren se pone en marcha y huimos.
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