Hacemos una "excursión laboral" a una zona de alta montaña. Se trata de una estancia relajada de trabajadores de mi emisora, COMRàdio, donde deberemos realizar ejercicios radiofónicos creativos. El lugar es un gran valle escarpado, y la puerta de entrada, un macizo con dos montañas casi juntas, sólo separadas por una fina rotura de arriba a bajo. Como su fuera una montaña rota.
Nos dirigimos a una especie de fonda de montaña, donde se ha establecido nuestro punto de encuentro. Al parecer estamos en Italia, así que, en plena fiebre futbolística, pregunto al propietario del establecimiento si allí son más del Barça o del Madrid. ¡Del Barça, por supuesto!, responden. Convenimos que lso italianos son más blaugranes, mientras que los franceses tiran más al madridismo.
Por la fonda me voy encontrando con diferentes compañeros de la radio, como Cristina Á., del departamento de deportes. Cristina está ellí para recoger datos de un trabajo de investigación que lleva a cabo. También hablo por teléfono con otra compañera de la radio, Alba G., e intento quedar con ella para hacer un reportaje, pero me es imposible encontrarla.
Más tarde, salgo del paraje y voy bajando, a pie, hasta dejar atrás las montañas. Llego a una barriada con feos bloques de obra vista y, llegado a este punto, me pierdo.
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