jueves, 12 de agosto de 2010

La boda fallida y el caos (7-8 agosto 2010)


Asistimos a la boda de unos amigos, F. y K. (se han casado en realidad hace poco). El evento es fastuoso: se celebra en una gran iglesia, con muchísima gente y los novios engalanados. Todo parece marchar muy bien hasta que, de repente, en medio del bullicio, los contrayentes empiezan a discutir agriamente. Al parecer, el motivo del choque son las diferencias entre las dos familias, de clases sociales muy dispares (en el sueño). Lo que iba a ser una boda solemne se transforma súbitamente en un caos de gente, confusión y algarabía entre las paredes de la iglesia. En un arranque de picaresca, pienso en robar comida u otros enseres preparados para la boda (ya que no se van a usar), pero después reflexiono y me echo atrás. Poco a poco, los invitados se van trasladando a una estancia parroquial inmensa y oscura, y veo a uun grupo de personas que hacen cola ante el sacerdote para confesarse, como si necesitaran un acto de íntima penitencia después del gran desorden.

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