domingo, 17 de julio de 2011

Veo perros y ovejas devoradores, visito la tumba de un santo, auxilio a un niño con un cable atravesado y despierto desorientado en Ordal (16-17 julio 2011)


1 devoraciones sobre el tejado Parece que se ha extendido un extraño virus o invasión alienígena entre los animales. Al caer la noche, me asomo desde una terraza, en casa de mis padres, y observo el gran tejado de uralita de la panadería vecina. Enseguida aparecen pequeños grupos de ovejas y perros; éstos se muestran fieros e intentan devorar a aquéllas, que profieren agudos balidos por verse acorraladas. Incluso algunas ovejas pequeñas y ágiles se lanzan sobre sus mayores y les pegan bocados. Me siento algo culpable por presenciar estas escenas con cierta fascinación.

2 la tumba despreciada por mi tía Viajo por pueblos de montaña junto a mi madre y otros familiares. Nos detenemos en un templo, en cuyo interior hay un beato enterrado. Admiramos la pieza con gran interés, mientras mi tía abuela Rosa se muestra en cambio con aire displicente; según ella, todas las tumbas son simplemente el lugar "on es llencen els cadàvers".

3 desorientado en ordal Paso la noche en Ordal, el pueblo de mis abuelos maternos, y despierto algo confuso, apenas sin memoria y orientación. Al levantarme, veo en la entrada a Josep Maria, el director de mi escuela cuando cursaba la primaria, que parece ajetreado, como si fuera a algún sitio. Tras la sorpresa, intento convencerme que su presencia es normal y converso con él distendidament.

4 auxilio a un niño torturado por un cable Todavía en Ordal, está a punto de anochecer cuando veo una escena dramática que me conmueve: Lluc, el hijo pequeño de Jordi y Lilí, camina con una especie de cable o sonda atravesado entre la espalda y el vientre, como si arrastrase una condena pública o una venganza ritual sin ningún motivo. Indignado con quienes le han torturado de esta manera, salgo en su auxilio e intento sacarle el cable que le punza las entrañas, pero apenas consigo aflojarlo; pienso que si se lo saco totalmente sus heridas quedarán a merced de todo tipo de infecciones. A nuestro alrededor hay una gran algarabía, como una gran fiesta juvenil, y nadie nos hace caso, al contrario; les pedimos ayuda y nos rehúyen con otros temas de conversación.

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