Estoy en un piso nuevo junto a Laura y algunos de mis amigos. Llega un agente comercial para mostrarnos una bicicleta de última generación, de diseño bello y estilizado: sus líneas son azules, rectilíneas y finísimas. Nos explica que no es demasiado apta para altibajos de montaña, sino más bien un capricho personal. El agente se ausenta mientras cavilo sobre su oferta y entonces los demás me convencen de que empaquete la bicicleta y me la apropie sin pagar. La idea me envalentona.
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